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ELOGIO A LAS “MALCRIADAS”. Por Edgar Isch L.

18 de febrero 2016

Hace ya mucho, en pleno renacimiento, Erasmo de Rotterdam escribió su famoso “Elogio a la Locura”, libro que desnuda al gobierno de su época, que se burla de los poderosos, que satiriza a la hipocresía, sea representada en monarcas, sacerdotes o ricos. Era cosa de locos hacerlo, por eso, en un monólogo que incomodó a los que se creían dueños de la verdad, es la propia locura la que responde y dice las verdades que debían ser dichas y que, supuestamente, se debían callar por respeto a las instituciones y a la tradición, que no es otra cosa que el afán de conservar el orden de las cosas.

Por supuesto las obras de Erasmo sufrieron la censura. Era un irrespetuoso que llegaría a decir en su “Manual del Soldado Cristiano” que “El Mal se oculta dentro del formalismo, el respeto por la tradición, el consumo, el corporativismo”. Irrespetaba la tradición que sostenía el oscurantismo, irrespetaba a sus defensores, irrespetaba a sus superiores eclesiásticos que formaron una iglesia corporativa atada al Estado corrupto. Ese constante irrespeto, entre otras cosas, hoy visto históricamente y no desde los ojos de los poderosos de su tiempo, es uno de sus méritos.

Todo revolucionario verdadero ha sido como Erasmo. Para cambiar el mundo hay que perder el respeto a lo que está dado, a lo que se presenta como autoridad sacra, a las y los que lo representan. Perder el respeto y perder el miedo, en estos casos, es una y misma cosa. Porque el poder que sostiene y genera injusticia no puede lograr un respeto ganado por la validez y valores que se relacionan con sus acciones. Es un respeto impuesto, como cuando un presidente de nuestros días habla de la “majestad de la presidencia” y piensa que merece respeto cuando él, por su parte, no respeta a su pueblo. Como diría Albert Camus: “nada es más despreciable que el respeto basado en el miedo”.

Entonces hay distintos tipos o expresiones del respeto y la sabiduría popular nos enseñará que “el respeto se gana, no se impone”. Decir que un individuo como Erdogán merece respeto porque venció en las elecciones en Turquía, es pretender imponer respeto sin considerar nada más. Quién así lo hace no es capaz de cuestionarse cómo se logró ese triunfo, que ideología está detrás, que hace desde el poder. Con ese argumento hay que tener respeto a criminales de guerra como el fascista Mussolini y su aliado Hitler, este último que si bien no ganó personalmente, empleó los mecanismos de la democracia alemana de entonces para armar su dictadura.

Sin duda, y hay que decirlo, hay cosas y personas que no merecen respeto y menos cuando éste implica tolerancia con el crimen. ¿Por qué, si siempre se dice que todos merecemos respeto? Porque lo respetable en todos son los derechos humanos. Incluso Benito Juárez nos diría que “el respeto al derecho ajeno es la paz”. Sin sentir ningún respeto por los criminales de guerra nazis, lo correcto era juzgarlos respetando sus derechos humanos, para poner un ejemplo de la diferencia entre respetar a las personas y respetar sus derechos.

La explicación de por qué no respetar a individuos como Erdogán está en el hecho que por respetar al victimario estaremos faltando el respeto a sus víctimas, seremos tolerantes con las violaciones de derechos humanos en Turquía, auparemos que a la nación Kurda ni siquiera se le reconozca su existencia (se les llama “turcos de las montañas”) e incluso, contando con información seria, se conoce que Erdogán negocia y da respaldo a ISIS y al califato islámico (otra expresión de creciente fascismo en nuestros días).

Para no abundar en análisis de lo que es el gobierno de Turquía, bastaría considerar el Informe de Amnistía Internacional de 2014 titulado “Añadiendo injusticia a las heridas: el año tras las protestas por el parque Gezi en Turquía”. Según el Secretario General de esa organización de Derechos Humanos, Salil Shetty:

“El panorama general es que Turquía realmente ha ido hacia atrás en los últimos dos años en términos de derechos humanos. Por ejemplo, la independencia judicial ha estado recientemente sometida a presiones… Ha habido algunas cosas buenas, como el fin de la tortura durante largos periodos de detención.. El derecho de reunión sigue coartado, y la policía continúa usando gas lacrimógeno y cañones de agua de forma diaria. No es un problema de hace un año. Hace dos días supimos de este incidente en el que murieron dos personas en la región kurda. En la mayoría de los casos, no hay ninguna investigación sobre lo sucedido.”

Cuando los periodistas del diario ABC de España le preguntan si es el gobierno de Recep Tayyip Erdogan plenamente responsable de estos abusos, la respuesta es directa:

“¡Es el gobierno, y no hay otro! Hemos sacado este tema constantemente, y no hemos visto ningún cambio en la práctica o en las actitudes. Más bien, las declaraciones del primer ministro amenazan con consecuencias muy serias para aquellos que se manifiesten. Así que las señales que se envían no van a favor del derecho a la protesta pacífica, sino que le indican a la policía que actúe con mano dura”… “Está muy claro que la capacidad de las autoridades de aceptar cualquier tipo de crítica se ha ido reduciendo con el tiempo. Para empezar, algunas de las leyes son problemáticas, y creo que se ha abusado ampliamente de ellas durante el último año. Hablo, por ejemplo, de los 29 jóvenes de Izmir juzgados por tuitear y compartir información entre ellos” .

Como este, hay muchos otros informes que preocupan a la comunidad internacional. Pero para voceros del gobierno ecuatoriano eso no importa porque personajes como Obama o Merkel han estado en Turquía compartiendo la mesa con Erdogán. Algo como respetar un certificado de buena conducta del “chapo” Guzmán que fuera entregado por el cartel de los “Z”. ¿A cuántos asesinos han formado y protegido las potencias imperialistas? Innumerables. ¿Es que para la llamada revolución ciudadana esas potencias son hoy garantes de derechos humanos?

Ante estos razonamientos, que se expresen organizaciones y que mujeres griten a favor de los derechos humanos de los pueblos de Turquía y denuncien al violador de esos derechos, ha sido calificado como un acto de “malcriadas”. El gobierno recuerda a Gutiérrez atacando a los “forajidos” o a sí mismos, cuando a miles de trabajadores en lucha les calificaron de “cuatro pelagatos”. Es la huída de quién no tiene argumentos y trata de minimizar al contrario.

El presidente Correa falta al respeto a mujeres ecuatorianas calificándolas de “malcriadas” y no tratándolas por su nombre. Cristina Cachaguay, Carla Calapaqui y Pilar Rassa fueron las agredidas, las honorables, las que tuvieron la compañía de más gente que pudo ingresar al salón de conferencias del IAEN. Pero las “malcriadas” han dado una importante lección. Entre respetar al opresor o ser solidarias con las víctimas, escogieron lo segundo. Entre ser cómplices, manteniéndose en silencio ante el representante de un gobierno extranjero, asumieron con valor el riesgo de denunciar crímenes de Estado. Los golpes y vejámenes que recibieron por la acción de la seguridad turca, solo ratifica lo que es el régimen de Erdogán. Ser “malcriada” es mucho más valioso que ser un “respetuoso” encubridor de un acusado por graves crímenes. En conclusión: si esto es ser “malcriado”, elogiemos a las “malcriadas”.

La solidaridad desenmascara. Rafael Correa ha recurrido a viejos argumentos: esta es acción de izquierdistas; es el MPD que dijeron que estaba muerto pero es mencionado prácticamente en cada sabatina; que no podemos crear conflictos diplomáticos porque no conviene a la búsqueda de recursos necesarios para el gobierno. Los capitales le importan más que la vida de los cientos de presos políticos de un pueblo que formó una de las grandes civilizaciones de la historia.

¿Qué no se puede crear conflictos diplomáticos? ¿Por qué no si la presencia de un individuo, tenga el cargo que tenga, es una ofensa a la dignidad de nuestro pueblo? Aquí resulta oportuno recordar que, cuando en 1992 Pinochet llegó en visita privada al Ecuador, Rodrigo Borja en calidad de Presidente lo declaró persona no grata al país y Pinochet tuvo que adelantar su salida. El conflicto diplomático era inevitable, pues Pinochet, que ya no era jefe de Estado, sí era el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y Senador vitalicio de Chile. Parece que en la larga noche neoliberal se tuvo más sentido de la dignidad que en la actual caricatura de revolución. Para entonces también se podía decir que el dictador no había sido juzgado, que no había acusación ante la fiscalía, que se reunía con poderosos gobernantes extranjeros, que los que se opusieron a su visita eran “malcriados”. Excusas de quienes bajan al nivel de los dictadores.

Junto a la certeza que los agresores de las compañeras deberían haber sido arrestados y juzgados como tales, cabe plantearse preguntas complementarias:
– ¿Por qué no actuó la fuerza de seguridad pública del Ecuador? ¿Recibieron órdenes de no hacerlo (no creemos en que sea por cobardía)?
– Si actuaban: ¿Su tarea central no debía ser defender mujeres que estaban siendo maltratadas en público? ¿Por qué eso no le importa al gobierno que se queja que no fueron ellos los que las sacaran de allí? ¿La agresión contra mujeres es mala solo si la hacen extranjeros en nuestro territorio? ¿Por qué no tilda de “malcriado” al asambleísta que también fue golpeado fuera del escenario y lo hace solo contra las mujeres?
– ¿La Constitución permite privatizar puertos y aeropuertos? ¿La empresa turca seleccionada participó en alguna licitación? ¿Se enteró el gobierno del Ecuador de las acusaciones contra esa empresa por violaciones de derechos laborales?
– ¿Por recibir dinero no importa de qué manos viene? ¿Es una lección de ética para nuestra juventud?

Queda tela por cortar, pero por lo pronto digamos que la gente digna solo respeta a quién merece ser respetado.

© AP Photo/ Dolores Ochoa

lalineadefuego
lalineadefuego
PENSAMIENTO CRÍTICO
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2 COMENTARIOS

  1. Excelente artículo, es importante no pasar por alto temas tan importantes como este, con estas agresiones se violaron los derechos humanos de esas jóvenes, se violentó la soberanía nacional, todo eso frente a la mirada impávida y cómplice de nuestra Policía Nacional. Todo por la necesidad que tienen de un puñado de dólares para sostener su cada vez más precaria popularidad, y sin rubor se seguirán llenando la boca con la frase de que: “el ser humano está sobre el capital”.

  2. señor Presidente, usted debe rechazar las agresiones físicas contra las mujeres, venga de don venga, asi ellas han gritado lo que hayan gritado, ellas no se merecían esto, mucho menos un hombre puede levantarle la mano a una mujer y menos de manera tan salvaje, espero que usted exija sanciones para estos machitos cobardes sea del país que sea

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