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EMIR KUSTURICA, CINESTA, MÚSICO… ¿Y ARQUITECTO? por Héctor Llanos Martínez

EMIR KUSTURICA, CINESTA, MÚSICO… ¿Y ARQUITECTO?
Héctor Llanos Martínez. BBC Mundo <www.bbc.co.uk/mundo>
Berlín  25 de enero de 2012

El bosnio Emir Kusturica es un héroe en Serbia. Además de cine y música, crea ciudades con las que promociona el turismo local y protege el patrimonio cultural del que considera su país. Carismático entre la población local, sus buenas relaciones con el gobierno y la industria del cine son parte de su éxito.

Un grupo de periodistas se dispone a abandonar la República de Serbia en una mañana fría de enero. El destino es Višegrad, ciudad de la Republika Srpska (lugar de Bosnia y Herzegovina que se considera parte del pueblo serbio).

Durante el trayecto en carretera, la policía se dispone a solicitar el pasaporte a todos los pasajeros del vehículo.
Los oficiales se encuentran con el rostro del cineasta Emir Kusturica encabezando la expedición. En ese momento el procedimiento deja de ser necesario. No se llega a mostrar ninguna identificación.

Nadie duda en la zona que Kusturica es un héroe local, a pesar de que todo lo que rodea a este bosnio que se declaró públicamente serbio está impregnado de inevitable polémica.
Minutos después, el músico y director muestra las obras de construcción del complejo cultural Kamengrad (Ciudad de piedra).

‘Mucha sangre’
Desde el lugar se ve el puente sobre el río Drina, el mismo que inspiró una novela del escritor Ivo Andric, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1961.

“Ha habido mucha sangre y poco comportamiento civilizado en este lugar. Quiero que ahora llegue la cultura a él”, explica. Construirá un teatro de la ópera – que él dirigirá-, un hotel y una Academia de Bellas Artes.

“Desde aquí sabemos que también es adorado en Francia o Rusia, pero en la Bosnia musulmana es repudiado desde que se convirtió a la religión ortodoxa”
Davor Pavlovic, periodista del diario “Nezavisne”
A la pregunta jocosa de si será el alcalde del lugar, Kusturica contesta entre risas: “!Soy el alcalde de todos mis proyectos. No hagáis preguntas obvias!”.

Y es que esta futura ciudad, veraniega, de inspiración literaria y hecha de piedras recogidas en la región Herzegovina, es solo la respuesta a otra de sus utopías ya hecha realidad.

Se trata de la cinematográfica e invernal Drvengrad, la ciudad de madera. Situada a pocos kilómetros, en suelo serbio, se creó en 2003 como escenario de una película. “Quería fundar un hogar tras perder el mío -Sarajevo- en la guerra”, le gusta repetir.

Invitación familiar
En el centro del lugar una estatua rinde homenaje al actor Johnny Depp. Junto a ella está un teatro llamado Stanley Kubrick y no muy lejos de la calle de Diego Armando Maradona.

Todos ellos tienen en común haber inspirado a su fundador. Este también es llamado Kustendorf, un juego de palabras que en alemán significa el pueblo de Kusturica.

Es cierto que parece un decorado de cine. Todo lo que hay en él es artificial, pero no falso. Se trata de la residencia habitual del director y de su familia.

También de un hito turístico sin precedentes en el país, con estación de esquí en los alrededores e integrada en el Parque Natural de Mokra Gora.

“Todos le llamamos profesor Kusturica. Le respetamos porque es una eminencia, pero es tan cercano que lo sentimos como si fuera nuestra familia. Regresé a mi país expresamente para trabajar aquí”, cuenta a BBC Mundo Piedrag Branovic, quien trabaja en el hotel de Drvengrad, tras pasar más de una década en los Estados Unidos.

Él es una de las cincuenta personas que durante todo el año atienden a los visitantes. Otro de ellos es Pecikoza, descendiente de uno de los personajes reales de la novela de Ivo Andric.

Las cabañas de madera que configuran el paisaje de Drvengrad son la razón por las que se le considera una “etno villa”. Son construcciones casi centenarias que se trasladaron desde las montañas cercanas. “La gente se sorprende al darse cuenta de que el hotel es en realidad estas pequeñas casas.

Son 80 habitaciones y no hay dos iguales. En ningún otro sitio del mundo se puede ver una arquitectura así”, defiende con afán otro de sus trabajadores, Vladimir.

No solo él opina así. También el jurado del prestigioso premio Philippe Rotier European Arquitecture Award, que galardonó a al artista en 2005.

Por sus estrechas calles, pasean durante estos días de enero, estudiantes de cine de todo el mundo, invitados por la familia Kusturica.

Compiten por un premio simbólico. Las jornadas terminan a altas horas de la mañana con música en directo y tragos de Rajika -aguardiente local-.

Los más moderados se decantan por Biorevolution, zumos hechos en la zona con la imagen del Che Guevara en un lado de la etiqueta y Kusturica por el otro.

Además de los estudiantes y de directores consagrados, Andrey Gligoryev proyecta estos días su documental “Balkan Star”, sobre la figura de Kusturica.

Comenzó a rodarlo sin el consentimiento de su protagonista, por lo que lo define como “un juego de espías”.

Para él, el director “es capaz de inspirar a la gente con felicidad. Es un genio que nunca se ata los cordones de los zapatos, anda por ahí con el pelo despeinado y comiendo bayas de Goji. Por eso quería retratar su grandeza en una película, como él hace con otros”, dice a BBC Mundo.

“Repudiado”
Sin embargo, el cinesta y músico también tiene un lado polémico. “Desde aquí sabemos que también es adorado en Francia o Rusia, pero en la Bosnia musulmana es repudiado desde que se convirtió a la religión ortodoxa”, explica Davor Pavlovic, del diario de la Republika Sprska “Nezavisne”.

El periodista recuerda que allí los medios de comunicación siguen criticando sus actitudes. “La población le considera un mentiroso y no le perdona que se relacionara con Slodoban Milosevic.

Mientras el ex presidente yugoslavo estaba siendo juzgado en 2004 en La Haya por genocidio, un periodista estadounidense exigió a Kusturica que condenara las acciones de Milosevic durante una rueda de prensa celebrada en el Festival de Cannes. El director se limitó a contestar: “Nadie es perfecto”.
Esta actitud se le recordó recientemente al director del Festival de Cannes, Thierry Frémaux.

La realizadora bosnia Jasmila Zbanic y el director de teatro Haris Pasovic enviaron una carta abierta el pasado mes de mayo celebrando la decisión del certamen de distanciarse de las declaraciones cercanas al nazismo del danés Lars von Trier.

En ella también pedían el mismo trato para Kusturica.
Frémaux nunca se pronunció al respecto y ha seguido sin hacerlo como uno de los invitados especiales de esta edición del Festival de Kustendorf, al que acude por tercera vez invitado por Kusturica.

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