César Espín
23 enero 2025
“El plan de Musk sería que cada vez se infiltraría más en el campo de los contratos militares con el Pentágono. Esto ya está sucediendo mediante el envío de satélites militares, y también mediante la creación de una versión militar de su sistema de comunicaciones “Starlink”, que se utilizó para proporcionar un servicio de Internet militar fiable al ejército ucraniano en su conflicto con Rusia.”
El presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, en una parte de su discurso de despedida de la Casa Blanca, advirtió sobre una peligrosa oligarquía de multimillonarios irresponsables que se está formando alrededor del nuevo presidente, lo que amenaza los derechos y libertades básicas de los estadounidenses y del mundo en general.
El discurso de Biden fue sorprendentemente similar al último discurso del expresidente Dwight Eisenhower en 1961, cuando advirtió a la nación sobre el surgimiento de un complejo militar-industrial. “Estoy igualmente preocupado por el potencial surgimiento de un complejo tecnoindustrial que podría plantear riesgos reales también para nuestro país”, añadió Biden.
La advertencia y preocupaciones de Biden sobre la influencia de la industria tecnológica y de los súper ricos dentro del nuevo gobierno surgen después de que líderes tecnológicos y supermillonarios como Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg hicieran esfuerzos concertados para mejorar las relaciones con Trump antes de su regreso a la Casa Blanca.
Según una estimación, Trump ha reunido a un grupo de asesores y miembros del gabinete más rico de la historia estadounidense, con un patrimonio total de 450 mil millones de dólares. El senador Bernie Sanders al respecto dijo: “Estados Unidos está pasando rápidamente a una forma oligárquica de sociedad”
Los principales partidarios de Trump
Después de la investidura de Trump como presidente número 47 de los Estados Unidos, las grandes empresas tecnológicas compiten por asegurarse un buen lugar dentro de su nuevo séquito, un club exclusivo dentro de la Casa Blanca.
Trump nombró a Elon Musk, propietario de Tesla, SpaceX y X, como el nuevo ministro del Departamento de Eficiencia Gubernamental, centrado en modernizar la tecnología federal, mejorar la eficiencia gubernamental y reducir el gasto. Después de ayudar a financiar la campaña contra Kamala Harris (más de 100 millones de dólares), Musk se convirtió en una pieza clave en el círculo íntimo de Trump, apareciendo en cenas públicas y otros eventos del partido republicano.
Pero Musk no fue el único magnate tecnológico que se cobija del lado Trumpista. El principal ejecutivo de Apple, Tim Cook, donó personalmente alrededor de un millón de dólares para la investidura del nuevo presidente. Esa es la misma cantidad que han donado Sam Altman, el fundador de OpenAI, Dara Khosrowshahi de Uber.
Jeff Bezos, el fundador de Amazon y propietario del Washington Post, también ha estado tras los bastidores de la campaña de Trump, eliminando caricaturas que mostraban a Bezos y los otros empresarios antes mencionados arrodillados ante Trump.
Por su parte, Mark Zuckerberg, el máximo ejecutivo de Meta (Facebook), quien el 7 de enero de 2021, Zuckerberg borró las cuentas de Trump tras el ataque de sus partidarios al Capitolio, ahora, ha colocado a destacados partidarios de Trump en puestos de alto nivel dentro de esta empresa. Y así también anunció un cambio importante en sus plataformas: Instagram y Facebook las cuales ya han eliminado las restricciones sobre el contenido basado en el género, permitiendo a los usuarios referirse a las mujeres como objetos o propiedades y describir a las personas transgénero o no binarias como “eso”, lo que anteriormente estaba prohibido. También estas plataformas han eliminado la verificación de contenido de terceros y la reemplazarán con un sistema de comentarios comunitarios similar a X.
El cambio de rumbo de Meta en su política de moderación de contenidos refleja el deseo de la industria tecnológica de ganarse el favor de Trump, mientras que los observadores lo ven como una capitulación ante el nuevo jefe de la Casa Blanca.
Sin embargo, Zuckerberg y el resto de los magnates tecnológicos tienen muchas razones para apoyar a Trump. Una de ellas es que durante la administración de Biden, se abrieron investigaciones a Google, Microsoft, Meta y Apple por prácticas antimonopolio. Trump ya ha dicho que dividir y debilitar estas empresas sería demasiado peligroso porque quiere tener grandes empresas que puedan competir con China.
Como propietario de SpaceX, Musk ya es uno de los mayores contratistas del gobierno estadounidense, y como propietario de Tesla, está a la vanguardia de los esfuerzos de Estados Unidos por ganar la carrera de los coches eléctricos.Como propietario de la red social X, Musk, ha convertido la plataforma en un altavoz de los que favorecen a Trump.
El plan de Musk sería que cada vez se infiltraría más en el campo de los contratos militares con el Pentágono. Esto ya está sucediendo mediante el envío de satélites militares, y también mediante la creación de una versión militar de su sistema de comunicaciones “Starlink”, que se utilizó para proporcionar un servicio de Internet militar fiable al ejército ucraniano en su conflicto con Rusia. El sistema Starship, podría transportar cargas útiles masivas al espacio, y podría convertirse en el mayor motor financiero de SpaceX, una capacidad que el ejército estadounidense está tratando de desarrollar en preparación para un posible conflicto con China.
Las tradiciones oligárquicas norteamericanas
Estados Unidos ya ha conocido la existencia de oligarquías. Muchos de los hombres que fundaron el país eran oligarcas blancos esclavistas. En esa época, Estados Unidos no tenía una clase media muy numerosa.
Un siglo después, surgió una segunda oligarquía formada por hombres que amasaron fortunas gracias a sus imperios ferroviarios, siderúrgicos, petroleros y financieros, como J. Pierpont Morgan, John D. Rockefeller, Andrew Carnegie, Cornelius Vanderbilt y Andrew Mellon. Aunque Carnegie y Morgan ejercieron una enorme influencia sobre la democracia estadounidense, también crearon una riqueza incalculable para la economía, dejando legados que iban desde edificios públicos en alza hasta grandes industrias.
Condujeron a la nación a una revolución industrial que expandió enormemente la producción económica, corrompió al gobierno, redujo significativamente los salarios y generó niveles sin precedentes de desigualdad y pobreza, razón por la cual se ganaron el apodo de “barones ladrones”.
La Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión de los años 30 acabaron con gran parte de la riqueza de estos barones. En 1933, tras las elecciones de Teddy Roosevelt, junto con las mayorías demócratas en la Cámara de Representantes y el Senado, se eliminó la mayor parte de su poder. Durante el siguiente medio siglo, Estados Unidos creó la clase media más grande que el mundo haya visto jamás.
A partir de 1980, aproximadamente, surgió una tercera oligarquía estadounidense. Desde entonces, la proporción de la riqueza del país en manos de los 400 estadounidenses más ricos se ha cuadriplicado. Las 130.000 familias estadounidenses más ricas poseen ahora casi tanta riqueza como el 90 por ciento más pobre (117 millones de familias) en conjunto. Los tres estadounidenses más ricos (Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg) poseen tanto como toda la mitad inferior de la población.
Los Estados Unidos y el mundo se enfrentan a una peligrosa expansión de control tecnológico, manipulación de la información y concentración de poder en manos de un puñado de personas adineradas y egocéntricas, siendo esto una amenaza directa a la democracia, los valores democráticos y derechos fundamentales de los ciudadanos
Los desafíos que ahora todos debemos enfrentar son grandes. Hay que estar atentos y vigilantes ante estos peligros y reaccionar con decisión y fortaleza para cuidar las libertades y derechos fundamentales de la gente y preservar la ya tan dañada democracia y la unidad de los pueblos frente a estas crecientes amenazas.
* Ensayo en revisión para su publicación en la revista académica Bostonia Week Review de la Universidad de Boston
* Créditos de imagen: Artista: Chelo para El Heraldo de México