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martes, noviembre 5, 2024

Mujeres sin patrón

Por Patricia Yallico* / Publicado originalmente en Acapana.

Hemos naturalizado tanto la ausencia de las mujeres, que vemos normal que el directorio de las organizaciones indígenas esté conformado en un 90% por hombres. Recordemos el diálogo entre el movimiento indígena y el gobierno de Lenín Moreno durante el levantamiento de octubre de 2019, transmitido por cadena nacional: en la parte frontal de la mesa, el Presidente, el delegado de la iglesia y los mediadores de la ONU; a un costado los ministros de gobierno y, al otro, la delegación del Movimiento Indígena, compuesta en su mayoría por hombres.

El planteo es abrir el debate y no reducirlo a una cuestión meramente coyuntural ni únicamente a la presidencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie); la propuesta es feminizarlo todo. Así, por ejemplo, en lo académico: ¿cuántas mujeres indígenas ocupamos cargos importantes en la Universidad Andina, en Flacso, en el Instituto de Altos Estudios Nacionales, en la Universidad de las Artes? Y en lo político: ¿cuántas somos autoridades locales, regionales o nacionales? Y un tema no menor: ¿lograremos que una mujer indígena presida la Asamblea Nacional y que los hombres del bloque de Pachakutik se metan su ego bien adentro?

Feminizarlo todo tampoco significa someternos a ideas foráneas del feminismo burgués, sino impulsar el poder de la energía femenina propia de las “indias”, “cholas”, “negras”, “campesinas”, “empobrecidas”, “marginales”, “obreras” y “diversidades de género”. ¿Cuál es la tarea del hombre en este proceso? Pues acompañar sin crear desde su visión una agenda para las mujeres.

Muchos hombres (y algunas mujeres) cuestionan, hasta de manera burlesca, que una mujer sea capaz de garantizar un buen trabajo como presidenta de la Conaie. Pregunto: ¿el hecho de que presida la organización un hombre es, acaso, garantía alguna? El planteo no apunta a que sea una mujer políticamente incoherente, eso es obvio. Nosotras sabemos defender a la organización con uñas, dientes y wawas a cuestas, y tenemos el derecho a equivocarnos. A los hombres nadie les pide su currículo, hoja de vida o prontuario, ¿por qué nos piden a nosotras hasta la radiografía? Refrescar un poquito la memoria es sano dentro del movimiento indígena, quizás así se quite la idea puritana a la hora de pedir el ADN a las mujeres: Ricardo Ulcuango en el gobierno de Rafael Correa; Humberto Cholango en el gobierno de Lenín Moreno; el coqueteo permanente con la derecha de Salvador Quishpe y Lourdes Tibán, o la entrega en cuerpo y alma de Yaku Pérez a las ONGs; y así faltarían páginas para enlistar los vaivenes por los que caminan ciertos líderes a nivel provincial, regional y nacional. Penoso resulta escuchar a dirigentes indígenas hombres, con aspiraciones a la presidencia de la Conaie, prometer que “impulsarán” el fortalecimiento de las Mujeres cuando jamás se han preocupado siquiera de hacerlo en sus organizaciones locales.

Es innegable la crisis que vive en la actualidad nuestra organización, la Conaie. Pero estas situaciones nos desafían, nos transparentan y nos colocan en escenarios extraordinarios donde deben prevalecer ideas y propuestas. Las crisis deben mirarse como un tiempo y espacio para definir en dónde estamos y hacia dónde vamos, sin delimitarlo exclusivamente a dos figuras como sucede hoy: o estás con Leónidas Iza o estás con Yaku Pérez.

¿Por qué es tan difícil comprender que las warmis (mujeres) podemos impulsar nuestras propuestas nacidas desde las realidades y necesidades propias? Es difícil para una mente machista. No todo gira alrededor de Iza o Pérez, quienes dicen representar a la izquierda y a la centroizquierda (que roza la derecha) respectivamente. Debemos elevar el debate y la discusión.

¿Por qué piensan que no hay mujeres de izquierda o, mejor aún, warmis que planteamos una propuesta propia, distinta, nacida del fuego de nuestro ser runa y alejada del marxismo dogmático y del centralismo mediocre que solo profundizan el sistema patriarcal que sostienen con su accionar? Dividir al mundo únicamente entre marxistas y capitalistas es seguir con una mirada pequeña y colonialista del asunto, y eso ya lo dicen las mujeres zapatistas en el norte y las mujeres mapuche en el sur.

El accionar de las mujeres no gira alrededor de ningún pene, el objetivo es sostener e impulsar una corriente política radical que destruya el actual sistema depredador y criminal en el que vivimos. Romper rancias costumbres machistas y patriarcales incrustadas en los pueblos indígenas y campesinos. Establecer una corriente que no responda a ideas colonialistas de ningún amigo o enemigo. Las Mujeres no necesitamos que ningún patrón o seudo compañero avale nuestro accionar ni antes, ni ahora, ni después. Lo que buscamos son compañeros reales que acompañen, que sugieran sin imponer. Y en ese desafío estamos muchas y muchas más se sumarán a esta invitación a crear algo nuevo, distinto, genuino y legítimo. Las esperamos a todas las locas, brujas, putas, ovejas negras que no le tengan miedo a construir y a tejer lo diferente y revolucionario.

Muchos hombres (y algunas mujeres) cuestionan, hasta de manera burlesca, que una mujer sea capaz de garantizar un buen trabajo como presidenta de la Conaie. Pregunto: ¿el hecho de que presida la organización un hombre es, acaso, garantía alguna?

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