La ciudad invencible es un ejercicio de estirar la voz hasta que adquiere múltiples formas en correspondencia a una espacialidad y una emocionalidad que juntas forman un ángulo literario muy bien descrito, de manera profunda, la autora nos interna en un Buenos Aires que está debajo de la metrópoli.
Cuando sigues el comportamiento que han tenido las redes sociales en Cuba en los últimos tiempos y tomas en cuenta los mecanismos de influencia subjetiva que han estado utilizando en la guerra comunicacional contra nuestro país, el S.O.S., el llamado a un corredor humanitario y la subida de tono con la viralizacion de un reclamo de intervención humanitaria, eran previsibles.
“Con el sueldo no me alcanza para nada, todo es: paga, paga, paga”, dice Felipe, azuayo de 23 años, después de haber decidido irse a EE.UU. Lo toma como una aventura. Ha conversado con varios migrantes, coyotes; se sabe los trámites, las frases que ha de decir, lo que ha de comprar, y a quien acudirá. En sus ojos brilla el entusiasmo. Se muestra optimista.
La República de Haití, en la parte occidental de una de las grandes islas del Caribe (su vecino oriental es la República Dominicana), es el tercer país más extenso de la subregión (27.750 km2), con una población que ya superó los 11 millones de habitantes (90% de origen africano) y entre la cual más del 80% vive en la absoluta pobreza. Su realidad económica, social y política, tanto como su historia, son normalmente desconocidas en la misma América Latina, lo que acentúa el aislamiento del que ha sido víctima el país desde la época de la colonia.
No se trata de “ayudar” a Haití (en los hechos, las promesas de donaciones se han hecho efectivas en una mínima parte) sino de respetar a su pueblo (entre otras cosas que sea el pueblo haitiano y no la OEA y la ONU quien elija a las autoridades haitianas) de devolverle lo que es posible devolver de todo lo que se le ha despojado en 500 años.
Durante la campaña para la presidencia del Perú, el maestro rural y candidato, Pedro Castillo, enfatizó su identidad con el pensamiento de José Carlos Mariátegui. Eso sirvió para que, además de “comunista”, sea atacado por “mariateguista”, una especie de “crimen”, ya que, supuestamente, aquel intelectual peruano había “inspirado” a la guerrilla de Sendero Luminoso, bien conocida por sus atrocidades.
“Cuando los tigres pelean en el valle, el mono inteligente espera para ver cómo termina”, decía Putin en junio de 2019, en medio de la guerra comercial de EE.UU. y China.
La relación trabajo-capital, según Marx, está marcada por las variaciones en la composición orgánica de capital, según la cual: a mayor desarrollo del capital constante (medios de producción) mayor constricción del capital variable (fuerza de trabajo). En la medida en que el permanente y acelerado desarrollo tecnológico es algo inherente al capitalismo, la variación de la composición orgánica de capital siempre potencia al capital constante frente al debilitamiento del capital variable, lo que conduce a la sistemática y cada vez más ensanchada crisis de desempleo estructural.
Los conceptos postmodernos de resistencia al poder, al Estado, a la vigilancia, a la hegemonía cultural, chocan con el nuevo y moderno sistema de control social de China que –a pesar de lo que digan los teóricos liberales de izquierda y derecha– son menos dramáticos que la vigilancia policial de los países del mundo desarrollado y subdesarrollado:
El Comité de Solidaridad Furukawa Nunca Más y la Asociación Sindical de Trabajadores Agrícolas, Bananeros y Campesinos (ASTAC), dos historias de trabajadores agrícolas, que han tocado el corazón del régimen de dominación y/o explotación laboral en el campo, la tierra y el derecho a la libre organización en la agroindustria.