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martes, marzo 25, 2025

EL USO RACIONAL DE LA RESERVA MONETARIA: Hablemos de un tema incómodo. Por Alberto Acosta

Alberto Acosta *
24 marzo 2025

“El propósito del estudio de la economía no es adquirir un conjunto de respuestas prefabricadas a las preguntas económicas, sino aprender a evitar ser engañados por los economistas.” Joan Robinson, Economista británica.

La reacción frente a la simple propuesta de un uso razonable y responsable de una parte de la reserva monetaria internacional es increíble. Quienes se oponen, atorados en su angustia, más parecen babosas puestas sal… se retuercen, vociferan, agreden… Resulta inaudita la incapacidad de argumentar y debatir. Igual sucede con la dolarización transformada en el gran totem de la vida económica y hasta política del país.

Con el simple afán de provocar una discusión sensata, abordemos algunas cuestiones sobre esta materia.

Una reserva, en cualquier caso, es un resguardo que se hace de algo en prevención de lo que pueda suceder en el tiempo. Así, por ejemplo, se reserva agua para épocas de sequia, alimentos para las épocas de escasez y así por el estilo. Lo mismo sucede cuando se crea una reserva de dinero. La reserva monetaria, en consecuencia, es un conjunto de fondos que se guardan para futuras necesidades, especialmente necesidades de pagos en situaciones muy concretas.

De acuerdo al artículo 137 del Código Orgánico Monetario y Financiero, se entiende por reservas internacionales al total de activos externos que posee el Banco Central del Ecuador en instrumentos financieros, denominados en divisas y emitidos por no residentes, que sean considerados líquidos y de bajo riesgo. Se trata de las divisas más utilizadas por el país en sus pagos al exterior, en especial en divisas diversificadas y de fácil aceptación.

Esta reserva, en el Ecuador, está compuesta de los depósitos de los bancos, los municipios y prefecturas, las empresas estatales, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y otras entidades públicas. Allí no existen directamente depósitos del público. El oro, en tanto activo de refugio, también es parte de las reservas internacionales del Ecuador, las cuales son administradas por el Banco Central del Ecuador. En concreto, el papel de esas reservas sirve para guardar recursos de los indicados entes del sector público estatal y no estatal, así como también para preservar el encaje bancario legal o el auto-impuesto por los mismos bancos, que es más alto que el establecido legalmente.

Por si solas estas reservas no reflejan el estado de la economía. Por ejemplo, ya tenemos varios años con niveles relativamente elevados de reservas sin que por eso hayamos superado una situación de estancamiento económico, que empezó en el año 2015, y que se agravó con la doble pandemia: la sanitaria, la del COVID, y la económica, la provocada por la austeridad neoliberal.

Aceptemos un punto clave, en una economía dolarizada como la nuestra, es decir sin moneda nacional, esta reserva no tiene que defender el tipo de cambio. Es más, como reconocen acérrimos defensores de la dolarización, como los que conforman el Instituto Cato, pueden desaparecer las reservas y el mismo Banco Central, sin que por eso vaya a perder su valor el dólar estadounidense (divisa que, eso si, sistemáticamente pierde peso en el contexto geopolítico internacional).

Recordemos también que, en el Ecuador, estas reservas han sido utilizadas en varias ocasiones. Por ejemplo, el año pasado, el Banco Central transfirió al gobierno central unos 500 millones de dólares por concepto de casi 7,5 toneladas de oro físico de la reserva, como producto de las utilidades de una transacción comercial. Esta fue una forma directa de financiar el Presupuesto General del Estado, que ha sido empleada en gobiernos anteriores, sin que se haya escuchado reclamo alguno por parte de los actuales defensores de la intangibilidad de dichas reservas.

Pero hay más. También en esta misma época. En el año 2023, en los gobiernos de Guillermo Lasso y Daniel Noboa, se redujo a casi la mitad las reservas monetarias, cuando se hechó mano de 4.481 millones de dólares utilizando la figura de “pasivos derivados de convenios de liquidez”, para financiar también el Presupuesto del Estado. Recursos que fueron utilizados para sostener el servicio de la deuda externa e incluso para pagar salarios. Aquí cabe destacar que esos dólares salieron de los depósitos de varias entidades del sector público, que alimentan dichas reservas. Dos empresas públicas fueron las más afectadas: Petroecuador con 1.904 millones de dólares y CELEC con 497 millones. Justamente dos empresas que se quedaron sin los recursos necesarios para cumplir con sus funciones específicas.

Así, con un manejo adecuado de esos recursos se podría financiar las inversiones que debe hacer Petroecuador para incrementar la extracción de crudo, sin dar paso al atraco propuesto con la concesión del campo Sacha, por ejemplo. Inclusive, habrían sido recursos indispensables para financiar oportunamente los planes de mantenimiento del parque termoeléctrico y de reposición de las plantas que ya estaban obsoletas; lo que, evidentemente, habría evitado al país los costosos racionamientos de electricidad. Sobre estos temas no dicen nada los neoliberales, que no se cansan de despotricar contra el Estado y de reclamar por la privatización de estos sectores estratégicos.

En este contexto, estas reservas monetarias están allí, sobre todo, para servir de garantía para el pago del endeudamiento externo; otro tema frente al que los neoliberales guardan silencio y no entran a cuestionar si son recursos privados o públicos. Además, como resultado de esa doble moral en la interpretación de la reserva, los tenedores de la deuda pública resultan beneficiados, al asegurarles el pago de sus créditos pase lo que pase en nuestro país.

Recordemos, además, que, luego de haber caído las reservas en casi un 50%, sin que le haya sucedido nada a la dolarización, estas se incrementaron de 4.454 millones de dólares a fines del año 2023 a 9.230 millones hasta febrero del 2025, gracias a nuevos créditos, así como por la reducción del déficit fiscal, debido al incremento de los ingresos fiscales -por el alza del IVA: del 12 al 15%, por ejemplo- y la reducción del gasto e inversión del sector público. Blandiendo este doble “logro” -reducción del déficit fiscal e incremento de las reservas monetarias internacionales-, el gobierno actual dice haber salvado la dolarización, profundizando aún más la equivocada idea -compartida por las dos candidaturas finalistas- de que sostener la dolarización debe ser vista casi como la meta de todo el manejo económico y de que una salida de la misma ocasionaría un hecatombe, negando así la sola posibilidad de conseguir un manejo monetario más flexible para oxigenar una economía deprimida.

No cabe la menor duda que es fundamental administrar con mucha responsabilidad las reservas internacionales. Se debe actuar apegado a los principios de seguridad y liquidez, a fin de contar con recursos suficientes y de forma oportuna para atender las necesidades que se puedan presentar en momentos de grave crisis. Para citar un caso de actualidad, los destrozos provocados por los torrenciales aguaceros de esta época del año y también los ocasionados por la ruptura del Oleoducto Transecuatoriano, el SOTE, en la provincia de Esmeraldas.

En síntesis, como es obvio, esas reservas están allí para atender situaciones de urgencia y también bien podrían servir para conformar un fondo soberano, al que sumaría recursos de la seguridad social, con el fin de financiar proyectos que sean rentables y, que ayuden a reactivar el aparato productivo, siempre con criterios sociales y ecológicos.

No dudo que estas sugerencias ocasionarán nuevas angustias en la fanaticada neoliberal, que dice estar aterrada. No podemos quedarnos callados viendo como el país se cae a pedazos por el predominio de tantas visiones dogmáticas. No podemos mantener recursos económicos congelados mientras los tenedores de la deuda pública disfrutan de tranquilidad y bonanza, que les brinda la acumulación sin criterio de país de las reservas monetarias. En síntesis, precisamos hablar sobre todo de estos temas incómodos a los grupos de poder económico y político.-

24 de marzo del 2025

*Economista ecuatoriano. Presidente de la Asamblea Constituyente del Ecuador (2007-2008).

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