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sábado, abril 27, 2024

FOTORREPORTAJE | Lo que somos en vida, en Día de Muertos

La Línea de FuegoPor Jonatan Rosas*

Las comunidades en Cotopaxi celebran a sus muertos de la manera más fiel que pueden. Ha pasado ya mucho tiempo desde que el sincretismo entre el ser indígena y las religiones de occidente se juntaron, con esto las nuevas maneras de vivir la presencia de los muertos a través de la religión, a veces, se divide entre iglesias, pero con una misma idea de conservar lo indígena; los alimentos resultan ser parte de la ofrenda más ancestral para los que ya no están en este mundo.

La cebada es uno de los productos que más se cosechan en las tierras de Yakubamba. Dentro de la comunidad es quizá el alimento más importante para el intercambio de bienes, ya que las personas que no tienen muchos ingresos económicos lo truecan por verduras, frutas y, sobre todo, por mote con chicharrón.

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En el mercado de la comunidad existe el trueque, una manera de intercambio y colectividad que elimina la economía monetaria y le da posibilidades a las personas de Yakubamba de intercambiar bienes. Estos tratos no empobrecen y así tienen la oportunidad de adquirir los elementos para hacer colada morada en el mercado.

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Existen distintos grupos a partir de las iglesias y de creencias con sus propios cultos, sin embargo todos celebran a los muertos. Mujeres del grupo cantor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día cantan en kichwa en una misa que recuerda a sus difuntos.

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La señora Tránsito Pawkar prepara su colada morada; ella solo habla kichwa y pronuncia palabras en español que no existen en su idioma nativo. Su esposo cuenta que en otras épocas había señores que caminaban tocando una campana  y rezaban de casa en casa cuando alguien fallecía, se les pagaba con papa, cebada, maíz o colada morada.

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La colada morada se hace desde hace muchas generaciones, los mayores del pueblo dicen que lo aprendieron de sus abuelos y, a su vez, los abuelos lo aprendieron de los más antiguos. La colada morada que hacen en los pueblos de Cotopaxi lleva maíz molido negro y blanco, mora, mortiño, piña y hierbas de la región.

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Un factor importante en la época de difuntos, es que los vivos se junten a celebrar la vida. Entre bromas, las mujeres que preparan la comida se pasan horas riendo, ellas cocinan, sirven y proveen, el hombre tiene un papel menor que es de repartir la comida.

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Paty se viste de gala antes de ir al panteón a dejarle flores a su hermano que falleció hace cuatro años atrás. Ella estuvo a punto de morir con él, ya que cuando su hermano se electrocutaba, Paty intentó sacarlo agarrándolo de los hombros, sin embargo ella también se electrocutó, se quemó y perdió un brazo. Hoy ella tiene una bebé de seis meses que toda la familia la cuida como una hija más.

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Yoli y Efraín aún sienten el dolor de haber perdido a su hijo de 15 años. Paty, la otra hija de ellos, carga a su bebita, y aún recuerda cómo perdió la vida su hermano. La vecina Támara juega con una de las flores artificiales que van a adornar la tumba, y Efraín se asegura de cerrar bien la puerta de cristal para que esta vez no se roben las medallas que su hijo había ganado en pruebas deportivas. Aprovechan los días de muertos para estar un par de horas en el panteón y desahogar lo que el resto del año les es muy difícil hablar.

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A pesar de las restricciones que hubo en todo el país de cerrar todos los cementerios, la junta comunal de Yakubamba decidió abrir el suyo, ya que dentro del cuidado colectivo de la población, desde el día que se anunció la emergencia sanitaria hasta el día de hoy, no existe ni un solo caso de covid-19.

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La provincia de Cotopaxi mantiene su tradición de honrar a sus muertos y a la naturaleza como un componente importante de la vida. La muerte es una transición entre los seres humanos, pero la madre naturaleza es el elemento que preservan vivo.

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*Jonatan Rosas, originario de México, es fotógrafo documental y artista visual. Su obra ha sido expuesta en Ecuador, Colombia, México y Estados Unidos. Es fotógrafo freelance que ha sido publicado en Vice Latinoamérica, Al Jazeera y The Guardian. Actualmente es colaborador de la Línea de Fuego.

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