INCONSCIENCIA ECOLÓGICA
Ileana Almeida*
La inconsciencia ecológica del gobierno es alarmante. Ya no se trata solo de la amenaza que pesa sobre el Yasuní, ahora se suma la zozobra por el macizo del Cajas, declarado por la Unesco reserva de la Biósfera. El gobernante no toma en cuenta las proporciones y los efectos de la actividad minera en un país tan pequeño como el Ecuador, ni las repercusiones que tendrá para el planeta, cuya biósfera es una capa protectora única y continua. La explotación a cielo abierto en el Cajas causará un impacto brutal en sus sistemas ecológicos, conformados a lo largo de miles de años.
Y la minería no va a disminuir la pobreza. Deberíamos reflexionar sobre los resultados que ha tenido en Vietnam, Sri Lanka, Cabo Verde, entre otros países que ante las perspectivas de grandes ganancias para atender las necesidades sociales, han constatado que el lucro conseguido es mucho menor que el costo de la degradación del medio natural. Las trasnacionales se llevarán la parte grande del pastel, el resto será en gran medida para los facilitadores, intermediarios, abogados y gerentes que compartirán las regalías con el Estado.
Ya estamos viendo como en el Ecuador del siglo XXI, los ricos se han hecho más ricos. Bajo la lógica del mercado las leyes del capitalismo son inexorables. Las empresas extranjeras -aquí y en todas partes- han dado muestras de cómo cumplen los contratos, si es que los cumplen. Si los precios de las materias primas se ajustaran a la importancia real de las riquezas naturales, los empresarios ya se hubiesen declarado los más fervorosos defensores de la Ecología.
La extracción rentable de los minerales, en términos de las trasnacionales empresariales, conduce al uso incompleto de estos; siempre que se extrae un mineral hay un desperdicio gigantesco de otros recursos, se desechan enormes cantidades de tierra, grava y rocas que contienen otros minerales. Quizás en el futuro tengamos que comprar para alguna industria nacional, los recursos que ahora se malgastan y que no los valoramos aún.
¿Qué haremos en un territorio tan pequeño como el nuestro ante la previsible contaminación de las tierras agrícolas? No es improbable que buena parte de las ganancias de la minería tengan que dedicarse a la recuperación de la naturaleza afectada. Se levantarán los pueblos y recrudecerán las protestas sociales. Veamos lo que ocurre en la vecina Cajamarca, en el Perú, a punto de morirse de sed porque se prefiere dedicar el agua de sus lagunas a los requerimientos de la explotación minera.
Los pueblos indígenas tienen derecho a protestar por la omisión de la consulta a la población de las zonas afectadas por el proyecto Quimsacocha, que pone en peligro sus territorios ancestrales, ricos en legados culturales que podría despertar interés científico y turístico. Solo en el Cajas hay más de 250 sitios arqueológicos pre-incas e incásicos; por la reserva, además, atraviesa el Camino del Inca, que unía la sierra con la costa.
*Filóloga
Muy bien sintetizado y enfocado.
Lamentablemente como dice en un pensamiento de Víctor Hugo menos o más así, “Produce mucha tristeza, saber que la Naturaleza habla, mientras el Ser Humano no escucha…”
En que horribles monstruos? devoradores, depredadores, el capitalismo ha convertido a los seres humanos, triste la poca reflexion, triste la actitud de la gente que no reacciona, que no se mueve, no protesta, no piensa, mas triste aun que los gobernantes sean titeres manipulables de este sistema, que pena esta inconsciencia, ojala no lleguemos al demasiado tarde…….Dianne Jackelin