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LA ‘POLÉMICA’ GOBIERNO – OPUS DEI: ¿DERECHA CONTRA DERECHA? Por Jaime Muñoz Mantilla

08 de Septiembre 2015

¿Qué le puede molestar a la jerarquía católica si Rafael Correa vuelve a presentarse y triunfa en las elecciones de 2017? Casi nada.  

El economista es católico practicante, si por tal se entiende asistir a misa, confesarse, comulgar, acatar obediente las órdenes del Vaticano. (Aunque mire a otro lado cuando se trata de amar al prójimo, por ejemplo. O perdonar, por ejemplo. O mirar la viga en ojo propio más que la paja en ojo ajeno. O pensar en la puerta del paraíso virtualmente cerrada para los ricos, por ejemplo).

¿Qué le puede molestar a la iglesia de Roma, si en su gobierno se dicen misas en los canales gubernamentales y se invita al pueblo a recibir a la Virgen de Guadalupe, el icono mejicano? ¿Si, en violación flagrante a la condición laica del Estado, lucen imágenes religiosas en entes gubernamentales? ¿El Opus Dei molesto con el Presidente, siendo que el mandatario dicta leyes que coinciden con sus valores morales? El rechazo al aborto, por ejemplo. El control del cuerpo de la mujer, por ejemplo, según las recomendaciones del Dr. Mera. Si nombra a una militante del Opus Dei para dictar políticas de educación sexual y reproductiva, por ejemplo.

Así, el exabrupto del Dr. Mera (plagio a Roldós, para calificar al cura de insolente recadero de la derecha) bien puede mirarse como un tongo. Y si no lo es, será por algún desacuerdo con el obispo Antonio Arregui. O por el deseo de desviar la atención del país en momentos de crisis económica, protestas populares y baja drástica de la aceptación ciudadana al mandatario.

Y a propósito de este show, el economista Correa tildando a Arregui de auspiciar “al candidato del Opus Dei”. Recordemos que, tras los resultados electorales de 2013, Correa descalificó a todos, excepto a Guillermo Lasso, a quien calificó de su legítimo contradictor “con el que se puede debatir ideológicamente”. Claro, se estaban sentando las bases de un posible bipartidismo. Incluso, si llegara a consumarse el atropello de la reelección indefinida, el gobierno camina hacia esa polarización. Por eso, por lo demás, ha volcado toda su artillería para atacar a los movimientos populares progresistas.  Y si no funciona un slogan como éste: “O Correa o Correa”, puede funcionar este otro: O Correa o Lasso”.

El Dr. Jaime Galarza, intelectual columnista de El Telégrafo, califica con acierto a esa prelatura de la iglesia católica de “mafia sagrada” y cuenta algo de las andanzas de esta tenebrosa rama de la iglesia de Roma y de su fundador el “santo” José María Escrivá de Balaguer. Se refiere a que este cura racista y enamorado del poder económico, que colaboró con Franco, fue santificado por Juan Pablo II, otra perla del Vaticano. No cuenta, sin embargo, que este último fue santificado por Francisco, el actual pontífice. Nos cuenta, también, que Lasso nunca desmintió la información en las redes de su militancia en la prelatura. No cuenta que tampoco desmintió el economista Correa, cuando Diego Delgado, hacia fines de 2006, publicó una lista de supuestos miembros del Opus Dei, en la cual constaba el nombre del ilustre candidato y ahora Presidente. Nos habla finalmente de que, “conocimos años atrás que a una mansión campestre cercana a Quito, camino de Cunucyacu, los fines de semana ingresaban sigilosamente carros de lujo pertenecientes a miembros de la secta”. Sería bueno que el periodista averiguara si es verdad que altos funcionarios del gobierno de AP concurren a esas reuniones clandestinas.

Lo cierto es que, siga Correa en el manejo del Estado o advenga su “legítimo contradictor”, la derecha oligárquica y, con ella, la jerarquía de la iglesia romana, el Opus Dei incluido, estarán de plácemes.

 

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