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MITO Y VERDAD SOBRE EL SUMAW KAWSAY EN EL ECUADOR Jorge Oviedo Rueda

5 de noviembre de 2012

 

Rafael Correa irrumpió en el escenario político ecuatoriano con la perfección magistral que tienen las grandes sinfonías de Beethoven. Con fuerza impresionante su debut dejó patidifusos a los políticos de la vieja guardia y, a los jóvenes, casi los desapareció, porque a ninguno le quedó condumio para competir con él. Su discurso contra el neoliberalismo y la partidocracia le colocó en la cúspide de la pirámide y le sigue manteniendo solitario en esas cumbres a las que, hasta ahora, casi nadie se aventura en llegar.

Quién diga lo contrario miente, Correa es el político más sagaz de cuantos hemos tenido los ecuatorianos desde Alfaro hasta nuestros días.Lo que ninguno hizo en el marco del sistema que nos rige, lo ha hecho el misho Presidente. Cuando disolvió el viejo Congreso Nacional y convocó a elecciones para la Asamblea Constituyente, yo, en lo personal, casi me convencí de que estábamos frente a un político verdaderamente revolucionario. Esa Asamblea tenía como misión elaborar la nueva Constitución que daría el marco jurídico a un nuevo Ecuador. Repito, estuve tentado en salir a la Plaza Grande y aplaudir al misho “revolucionario.”

En efecto, en el 2008 se aprobó la nueva Constitución. Ha sido calificada como una de las más avanzadas de América Latina y – porque en ella se reconocen por primera vez los derechos de la naturaleza -, como una Constitución pionera en esta materia en el mundo. A más de ser un modelo de garantismo, ella está atravesada por la noción del Buen Vivir que la Constitución denomina Sumaw Kawsay.

EL MITO DEL SUMAW KAWSAY CORREISTA

Uno de sus ideólogos define el Sumaw Kawsay como la “satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte dignas, el amar y ser amado, y el florecimiento saludable de todos, en paz y armonía con la naturaleza, para la prolongación de las culturas humanas y la biodiversidad.” (Ramírez, René, pg. 61, 2010).

Una definición conceptual como ésta nos hace suponer que se está superando el modelo de desarrollo que se viene aplicando en la sociedad ecuatoriana por lo menos desde la década de los años sesenta del pasado siglo. El Sumaw Kawsay como alternativa al desarrollismo cepalino y capitalista, o alternativa post extractivista, como dicen algunos autores.

Frente a la práctica económica del régimen correista esta declaración de principios se ha vuelto pura demagogia y letra muerta, primero porque el régimen ya no puede ocultar su lógica extractivista al haber firmado los contratos con las compañías mineras chinas y estar aplicando ya el plan B de extracción del petróleo en el ITT con el pretexto de no “morir de sed junto a la fuente” y, segundo, porque disimulado en el concepto de Sumaw Kawsay nos ha metido de contrabando el concepto del Buen Vivir occidental.

El régimen de Correa se mueve ahora según la siguiente fórmula: Buen Vivir = mayor consumo; mayor consumo = más capitalismo; más capitalismo = mayor dependencia; mayor dependencia = menos soberanía; menos soberanía = mayor pobreza y así, el  mismo y eterno círculo vicioso de siempre.

EL SUMAW KAWSAY REVOLUCIONARIO

Un concepto que dice medir el crecimiento económico de la sociedad y la felicidad de los individuos y de las colectividades, no en dinero (ingreso/consumo) sino en valores de uso, poniendo de lado las leyes del mercado, tiene que ser entendido como la base estructural de una nueva civilización.

Esa noción de cambio sólo está contenida en el Sumaw Kawsay revolucionario que no es otra cosa que la fusión armónica de las tradiciones ancestrales de los pueblos pre colombinos con los fundamentos críticos del socialismo revolucionario occidental. El punto nodal de su fusión es la ausencia de propiedad privada sobre los medios de producción, principalmente la tierra.

El Sumaw Kawsay es una concepción integral sobre la sociedad, no solamente económica. El centro de su “cosmoconciencia” es que el ser humano es parte de la naturaleza y que lo que a ella le hace se hace a sí  mismo; si la naturaleza cambia por acción del ser, el ser cambia también. El ser no puede eliminar el diálogo con la naturaleza porque entonces se convierte en una bestia salvaje, sin sueños ni esperanzas, como ya sucede en la actualidad.

El Sumak Kawsay supera la dicotomía fundamentalista de concebir los fenómenos como la oposición antagónica de fuerzas contrarias que se excluyen mutuamente. Al concebir la “polaridad complementaria” rompe los paradigmas occidentalistas de oposición excluyente para explicar los fenómenos de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento a partir del “equilibrio dinámico”, con lo cual revoluciona la forma de entender el mundo y sus fenómenos. (Ver: Oviedo, Atawallpa, 2012, pg. 100).

En las tradiciones ancestrales no existen las “cosas” inanimadas, porque todo está dotado de energía y de vida. La tierra con todos sus elementos es un ser vivo que piensa, siente y actúa. Si no se toma en cuenta esto para Vivir Bien, se rompe el equilibrio dinámico que es el estado permanente de la felicidad. “El estar ocurre en el mundo, en la naturaleza; el ser se distancia, objetiva el mundo, para mejor manipularlo, calcular. En el estar todo lo que ocurre en la naturaleza, le ocurre al hombre. En el ser todo ocurre afuera, separado del hombre. Si todo le ocurre al hombre, entonces éste deseará mantener el equilibrio y buscará el balance: no destruirá ni manipulará para sacar ventaja personal. Su conducta es ética ya que desea el equilibrio de la dualidad. No hay aquí dicotomía, es decir, separación. La dualidad del pensamiento del indígena prehispánico busca el equilibrio, no la eliminación de uno de los términos, como si ocurre en las dicotomías que fundan el pensamiento europeo. Positivo y negativo son necesarios. No se trata de destruir el mal, sino de mantener el equilibrio.”(Oviedo, Atawallpa, 2012).

El Sumaw Kawsay define un nuevo sistema de propiedad en el que lo comunitario prevalece sobre lo individual; es producción, sobre todo. El Ecuador ha sido un país de vocación agrícola desde épocas inmemoriales y su objetivo primordial es recuperar esa vocación. Con una ciencia y tecnología moderna, enraizadas en nuestras tradiciones, esto es perfectamente posible.

El pensamiento del Sumaw Kawsay es una revolución que viene del fondo de la historia y es el aporte que hacen los pueblos americanos a la humanidad, una nueva forma de concebir la vida cuyos fundamentos gnoseológicos son la antípoda de la cultura occidental.

Por eso y muchas más razones resulta chocante ver como el gobierno de Correa manipula este concepto. Como en todo, tiene un discurso para presentarse ante la opinión nacional e internacional y una práctica política, económica y cultural para quedar bien con las necesidades de la acumulación del capitalismo corporativo mundial.

Sus acólitos sostienen que en el Ecuador primero hay que construir una sociedad post neoliberal, luego un socialismo de mercado o de capitalismo popular, para después entrar en lo que ellos llama el bio-socialismo republicano (Ramírez, René, 2010). Pura esencia socialdemócrata que se conforma con quitarle unas migajas a los ricos para trasladárselas, con bombos y platillos, a los pobres.

El Sumaw Kawsay revolucionario está en marcha y viene de la mano de los sectores populares, quienes cada vez más abren los ojos a nuevas propuestas civilizatorias.

 

BIBLIOGRAFIA:

VARIOS AUTORES: Los nuevos retos de América Latina. Socialismo y Sumaw Kawsay, memorias. Secretaría Nacional de Planificación y desarrollo, Quito, 2010, en: Ramirez, René: Socialismo del Sumaw Kawsay o biosocialismo republicano, pgs. 55 y sgts.

OVIEDO FREIRE, ATAWALPA: ¿Qué es el sumakawsay?, 3ra Vía: el vitalismo, alternativa al capitalismo/socialismo, SUMAK Editores, La Paz, 2012, pg. 100 y sgts.

 

 

 

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