Ese debería ser el titular después de ver la fotografía del ministro de salud, Juan Carlos Zevallos, junto a su asesora, Gabriela Gómez, en un club privado de Playas Villamil. Habría que darle un premio: la palmera de oro, el ceviche engreído o el pargo desbocado. Sus colegas ni duermen para poder atender a la cantidad de personas infectadas con covid-19, pero el Juan Carlos Zeta no se anda con sentimentalismos. Los hospitales pueden estar colapsados, los médicos sin sueldo, sin implementos de bioseguridad, no dar abasto, los contagios estar en curva ascendente, pero son pequeñeces ante lo que significa el sol y la arena. Un ministro y su asesora (heredado de Santiago Cuesta) en la playa es cosa seria.
Hay quienes lo vieron vestido con mandil blanco y tomando la temperatura a cangrejos, ostiones y calamares -porque todo puede ser, pero precavido como él no hay dos-. El ministro en persona dando ejemplo de reactivación económica, jugándose la vida en un club privado mientras un batido de coco lo mira con sospecha. No sería raro que un helicóptero del ministerio de Gobierno lo fuera a retirar, no ven que la ministra, la Paulita, es tan sensible a los viajes playeros del oficialismo.
Seguramente ese acto heroico -viajar a la playa en pleno pico- era para dar ejemplo de cómo reactivar el turismo. Lo que pasa es que los ingenuos no entienden nada. No ven que somos referente de la pandemia en Latinoamérica, según universidades gringas que miden a los muertos por millón de habitantes y por centímetros cuadrados de cartón prensado. ¡Ahí está! Referentes con los miles de muertos y con los hospitales colapsados. Lo que pasa es que los ecuatorianos no entienden de temas científicos y mediciones SARS-COVID19 y curvas de contagio.
El colegio médico del Ecuador debería brindarle un homenaje al Juan Carlos Zeta. Es más, los médicos que están en primera línea en los hospitales públicos tienen la obligación de rendirle honores, recibirle con un ceviche mixto y cerveza helada, con el fin de que les explique cómo su nuevo bronceado ahuyenta los virus que saben pronunciar wantán.
Ahora que somos referente de la pandemia, a trabajar, a producir, a odiar los colores rojo y amarillo. Si en Quito se siguen multiplicando los muertos, bueno, ya importarán ataúdes de cartón del municipio de Guayaquil. No se puede ser solo referente de curvas sino también de planos. Así que, si alguien critica las políticas públicas de salud, solo hay que decirle que nosotros somos referente. Si la flota china pesca frente a las Islas Galápagos, carta a la Embajada, sacándoles en cara nuestra referencia; que, si algún periodista se burla del niño torero Roldán o la presidenciable Romo, cuidado que somos referente; si el estadista Boltaire tiene menos ocho de aprobación, no importa, a la final somos y seremos un gran referente!
Esperamos que el JC Zeta se haya relajado y divertido en la playa, que regrese renovado y con muchas energías de seguir sirviendo al gobierno más referente de toda la historia de la referencia.
“Seguramente ese acto heroico -viajar a la playa en pleno pico- era para dar ejemplo de cómo reactivar el turismo”.
Fotografía: Tomada de la Red Social Ocean Club Playas Ecuador. Luego fue borrada de su timeline.
Buen artículo, lo menos que debería hacer Boltaire es destituirlo, violando los protocolos, saliendo de su casa y reuniendose con gente que no es de su familia intima y sin mascarilla, pesimo ejemplo para el país.