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OTAVALO VERDE Y PUBLICITARIO. por César R. Espín León

01 octubre 2014

En Otavalo desde hace más de tres años, se viene promocionando en el mes de octubre un evento llamado Octubre Rojo y Libertario. Este evento, patrocinado por un colectivo cultural llamado Trovasur, consta de una serie actividades artísticas que se van desarrollando durante este mes en diferentes sectores de la ciudad. Según los coordinadores de este colectivo, lo que se busca a través de estos eventos es democratizar los espacios públicos como herramienta de hermanamiento y fortalecimiento de la cultura y el arte otavaleño.

Si bien la labor emprendida por parte de este colectivo, que a simple vista puede verse como desinteresada, independiente y muy encomiable al tratar de socializar el arte y masificar la cultura popular a través de la distracción y el entretenimiento, también fue y es usada como una plataforma de acceso a ciertos cargos burocráticos, y como un instrumento del poder político con el fin de captar mas jóvenes adeptos que se sumen a su militancia partidista. Estas actividades culturales también pueden ser una excelente herramienta para reforzar el control y la dominación de un régimen, si a través de éste se inculcan valores y principios que en muchos casos ni siquiera representan a los propios de un país, región o comunidad.

La avalancha de propaganda que usan estos “promotores culturales” para promocionar y difundir el evento, satura sus muros en las redes sociales y provoca una realidad distorsionada de la cultura, desplazándola hacia el plano del espectáculo. Cuando la idea de la cultura se torna en una amalgama de actos y presentaciones, es poco menos que inevitable que ella pueda llegar a ser entendida, apenas, solo como una manera divertida de pasar el tiempo. Sin embargo, el resultado que esto deriva en los espectadores y, sobre todo en sus organizadores, es sin duda una imagen de ser culto, moderno y revolucionario.

¿Es un artista solamente un propagandista político? ¿Es un promotor cultural un organizador de espectáculos de entretenimiento? Desde luego que no, aunque en el caso de este colectivo, y otras agrupaciones filantrópicas-culturales de Otavalo, muchos de sus miembros acabaron jugando esos papeles. Desde mi punto de vista, no hay nada que justifique la unión del arte y la cultura con el poder. La cultura y el arte deben ser libres y no estar supeditados al mando de ideologías y de intereses particulares.

Lo de octubre rojo y libertario está en parte justificado, ya que, asumo, el uno representa el mes de la cultura en el cantón y el otro quizás algo relacionado con los colores de la bandera de la ciudad o la provincia o alguna predilección cromática de índole personal. Lo debatible es lo de libertario.

El arte y la cultura se difunden y socializan libremente cuando hay una verdadera difusión de los auténticos y propios rasgos culturales de un pueblo. Cuando en los colectivos existe una pluralidad de creadores con discursos distintos y contrapuestos. Cuando se debaten y discuten ideas muchas veces antagónicas, cuando existe entre sus miembros una fortaleza de pensamiento e intelectualidad de carácter multidisciplinario. Todo esto con el fin de generar reflexión y crítica en la sociedad. Es ahí donde la libertad, el arte y la cultura se encuentran y se fortalecen, no en la difusión propagandística de iconos repetitivos, en el entretenimiento y el discurso político.

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