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REFLEXIONES POS–ELECTORALES DESDE NAPO Por Neriné Andi

Mayo 10 de 2017

Moreno ha ganado en medio de una crisis política. Lenín Moreno es oriundo de la provincia de Napo, sin embargo, en esta localidad, Lasso ganó con 66,83% mientras Moreno obtuvo 33,17% (CNE, 2017). Para asambleístas provinciales quienes captaron más votos fueron: AP con 21,60%, Unidad 10-18 con 20,51% y Sociedad Patriótica con 20,69%.  Para Asambleístas Nacionales, Sociedad Patriótica obtuvo 29,77%, AP 24,11% y CREO SUMA 20,54%. En la Consulta Popular el SI ganó con 52.12% frente al No que obtuvo 44,86%. En Muyuna, junto a la reserva Colonso Chalupas, en la que se encuentra una de las principales obras educativas del gobierno, Lasso gana con 75,21%. Como se observa en la provincia de Napo, al menos en la lid electoral para Presidente, el gobierno de Rafael Correa no despunta.

Entre el 23 de febrero y el 2 de Abril de 2017, que ha sido el período del paso consecutivo de la primera a la segunda vuelta electoral para Presidente de la República, asistí a varios talleres de  Fortalecimiento para organizaciones rurales que quieren fortalecer sus procesos productivos y políticos en la provincia de Napo.

A partir de esta experiencia local, me surgen algunas reflexiones iniciales:

1.- ¿Quién domina?: mercado financiero y/o Estado asistencial

A la gente que le he preguntado sobre por qué apoya el modelo de Lasso (neoliberal), responde que quieren volver a recuperar algo del proceso de autosubsistencia logrado en años atrás. El “cambio” vuelve a pensarse en relación al neoliberalismo o a la presión desarrollista y/o asistencialista del Estado –estas definiciones diferentes no solo son conceptos. ¿O Estado asistencial o mercado financiero? ¿Estado asistencialista o estado desarrollista? ¿Usted qué prefiere?

La molestia de la gente no es solo en torno al autoritarismo de Correa, dejarlo así sería contemplar el discurso de la derecha. La cuestión es mucho más compleja. La tensión está entre requerir más mercado, menos y más Estado; es como una lucha interna y externa que lleva la gente en este momento. Se ven dos de los escollos: por un lado, no existe el consenso mayoritario de algunos de los dos aparentes espacios definitorios del poder, ni para el mercado financiero ni para el Estado, aunque el Estado ha cobrado mucho poder. Hay  una pugna llena de tensiones que sobresalen en la primera y la segunda vuelta electoral. Lenín Moreno ha ganado las elecciones, en medio de esta división.

El Neoliberalismo como expresión global, nacional y local en crisis no ha sido derrotado completamente y el otro modelo de la “revolución ciudadana” representa la reforma del Estado y sustitución selectiva de importaciones que no ha logrado el cambio económico y social ansiado. Recuerden que el desarrollismo, la reforma agraria, el rentismo petrolero de los años 60 y 70,  tiene mucho que ver con la historia de los últimos cuarenta años en la Amazonía. No es que la gente no sabe diferenciar. Debe existir un consenso social nacional e internacional a favor de una de estas tendencias para que logre subordinar a la otra posición. Allí AP y el gobierno de Correa no han logrado concretar este factor hegemónico de dirección política que transforme su poder en dominación. Ganaron las elecciones pero perdieron en cuanto a lograr el consenso nacional. El tema está más allá de la corrupción y de la construcción de carreteras, el problema es esencialmente político. A nivel global y local la lucha entre actores neoliberales y posneoliberales, está en pleno auge, dentro de las fracciones de la clase dominante y de manera particular en los distintos contextos.

Entre la población amazónica, no hay consenso necesario por cambiar el modelo de desarrollo “posneoliberal” que ahora propone el cambio de Matriz Productiva, en ese sentido el gobierno perdió no solo espacio. Moreno ha ganado las elecciones,  aun así debe definir cómo va a lograr esta conversión –bien siempre se puede recurrir a formas dictatoriales o más autoritarias y/o a formas consensuales-. No olvidemos que los procesos de industrialización, así sean mínimos, exigen un poder concentrado sobre todo en por Estado, más aún cuando hay una negación de la participación directa de la gran parte de la sociedad.

Moreno va a apuntar a lograr un pacto social político pos-neoliberal sobre el neoliberalismo debilitado que representaba Lasso.  Tal vez, va a retroceder, lograr el consenso social y avanzar hacia la imposición del Estado sobre la sociedad, nuevamente subordinando a los sectores sociales. A la vez esto hace suponer que en sectores rurales de gran parte de la Amazonía, se imponen dos formas de capital que han ampliado su poder en el Ecuador.

Pero a su vez, la gente también solicita más Estado y no solo uno asistencial, lo que deja abierto el espacio para las resistencias posibles sin Lasso, porque hay muchos temas conflictivos no resueltos entre la población amazónica y el gobierno actual que la población puede resolverlas desde sus propios sentidos de autosubsistencia y resistencia. Sin embargo, también la votación actual, puede derivar hacia una derechización mayor por decir en las elecciones seccionales.

2.- Demandas y política pública

¿Dónde están los límites del poder?  Todas estas organizaciones tienen relación con el Estado. Muchas han tenido que entrar en el proceso de reglamentación y legalización a partir de la aprobación del Decreto 16. La gente siempre espera que la respuesta del Estado sea mayor.

¿Qué demandas prioritarias tienen estas organizaciones?: fortalecer la identidad cultural; mayor unidad y fortalecimiento organizativo; mercados donde vender sus productos; mayor apoyo del Estado y de las instituciones; mayor capacitación, salud, educación para hombres y mujeres; requieren que se respeten sus procesos de autosubsistencia, porque la mayor parte de sus organizaciones están dirigidas por sí mismos.

Al mismo tiempo, unas organizaciones se benefician de la existencia del mercado (financiero y productivo) y se logra procesos de autosubsistencia por medio de Ongs y acciones directas del productor de la chakra al mercado local; y otras se benefician de la débil presencia del Estado para promover también autosubsistencia y realizar acciones directas en el mercado local.  De una forma u otra existen organizaciones y pequeños emprendimientos productivos con finalidades similares. Se ve como práctica estructural el impulsar la auto-subsistencia así como la feminización rural y los apoyos institucionales estatales y privados para iniciativas productivas de pequeños y medianos productores y productoras.

Observo que la política gubernamental actual y lo que era la política neoliberal, han dado continuidad a la feminización del ingreso, del empleo y de la producción, utilizando dos estrategias diferenciadas, la una potenciada desde el mercado financiero, la otra desde el Estado asistencial y su discurso productivista.  Al  final es difícil responder qué feminización de la fuerza de trabajo es la mejor, en el contexto electoral, más bien lo que se observó fue dos estrategias de feminización rural en tensión entre sí, una promovida por el mercado financiero y otra por el estado.

La lejanía de la mayor parte de estas organizaciones con el gobierno pasa por el incumplimiento de la oferta pública, la población esperaba otro tipo de respuesta frente a los temas laborales, productivos, políticos y culturales. Al menos en la Amazonía, parece que sí, que había otra ilusión política frente a las políticas estatales; su  impacto es que son asistenciales y completamente selectivas. En la Amazonía se observan los límites del Estado y del capital financiero para absorber las capacidades productivas de los pequeños y medianos productores y productoras para transformar la economía, así como de impulsar estos procesos hacia grandes empresas o emprendimientos, porque ninguno de estos factores del capital están interesados en hacerlo, no es solo porque no hay mucho presupuesto.

La gente se queja de obras iniciadas y no finalizadas o de obras que no satisfacen las necesidades locales, que más bien responden a la idea de lo que el gobierno planificó para la gente. No se ha transformado la política pública a favor de la Amazonía, pero hay condiciones creándose para ir hacia un modelo posneoliberal, así el gobierno no logré el consenso electoral, y son las poblaciones rurales las que más sienten, porque el porcentaje de población que vive de la agricultura es muy grande, así como la minería, las hidroeléctricas, etc., son concesionadas y construidas en plena selva.

Para unos, la presencia de las instituciones públicas, ha sido un motivo de ampliación de sus responsabilidades burocráticas, la tramitología obliga a que la auto-subsistencia amplíe sus tareas de gestión y ciertos pagos; contrariamente, la legalización, el acceso al reconocimiento frente a “lo político” ha implicado algún apoyo institucional para impulsar sus objetivos organizacionales de autosubsistencia. Las organizaciones que lograron un mejor acuerdo son las más beneficiadas.

La leve política pública, la colonización y el impacto social. Alguien dijo que el hospital de la localidad lo que ha hecho es ampliar el servicio para los partos y la maternidad gratuita, que muchas compañeras de las organizaciones prefieren ir a los servicios públicos, no pagar y que si bien eso es positivo, rompe con la cultura del parto vertical que ellos ofrecen en sus comunidades; este servicio solicita un pequeño aporte para lograr autogestionarse.

La política pública masiva para apoyar a las mujeres que vayan al parto en hospitales es lo más seguro porque disminuye la mortalidad materna, pero al mismo tiempo, la política de asistencial social estatal rompe con el sentido de las prácticas ancestrales y del parto asistido, que también había logrado contener por muchos años la mortalidad materna en las zonas rurales. Las parteras tienen  prestigio por su capacidad de sostener el proceso de reproducción colectiva de la vida. Hay beneficios indudables en el parto vertical y las prácticas reproductivas de las comunidades indígenas.

Se observa como el Estado, si bien impulsa una política de mejoramiento del parto gratuito, lo hizo de una manera colonizadora en tanto género y en tanto etnia. Porque si bien la atención es gratuita, tampoco es cierto que está completamente cubierta. La dificultad del acceso desde una comunidad rural a la salud sigue teniendo graves complicaciones. Con esta medida, se fortaleció un servició gratuito occidentalizando las prácticas de maternidad, dejando a las organizaciones que mantienen prácticas interculturales, que recuperan otro sentido de la vida, debilitadas sin un ingreso y sobretodo sin la capacidad de recuperar y sostener sus prácticas autónomas de cara al Estado.

Escenario contradictorio. En la Amazonía la defensa de la identidad es clave para poder interlocutar con las organizaciones. Nuevamente, la gente siente un discurso intercultural pero no un diálogo real con las comunidades. Otra vez la política pública lograda en tiempos duramente neoliberales y la política pública lograda en tiempos correístas. Y vuelvo a preguntarme ¿qué política pública es política pública y que autonomía es más válida, la conseguida por las organizaciones en tiempos neoliberales o las conseguidas frente a las políticas asistenciales en tiempos correístas? Y entonces, el sentido de la autosubsistencia alcanzada –al menos por las comunidades es un objetivo estructurado, no  solo es una herramienta más frente al Estado fuerte o débil- es un sustrato de la resistencia histórica.

Finalmente, en medio de estas contradicciones en Napo se observa que aquello que representa la lucha alternativa al capitalismo sufrió una fuerte derrota electoral. Al menos, en lo local hay una serie de relaciones organizativas que están allí y que existen más allá de Moreno y de Lasso. No concuerdo en decir que estos procesos han sido eliminados. La crítica antiextractiva, de producción basada en la chakra, la soberanía alimentaria, la autogestión comunitaria, la medicina ancestral, están en la tensión constante como parte de estos actores productivos que exigen otro tipo de respuestas al Estado y al mercado financiero. Ven más allá de políticas para ampliar la frontera agrícola, la urbanización de la selva, la producción intensiva, y la extracción petrolera, minera, biogenética, etc.  Estos sectores que promueven aún formas de defensa de la Amazonía y de mayor atención, han impulsado la movilización estos últimos años y sigue caminando.  Lo lógico es que prioricemos nuestra solidaridad y acción política para juntarnos y resistir frente a estas fuerzas del capital.

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