El denominado “progresismo latinoamericano”, que se alimentó de algunas fracciones de los partidos de izquierda, pero también de corrientes populistas e incluso de políticos de derecha y empresarios que apuntan a un proyecto supuestamente innovador (que en teoría espera superar el neoliberalismo, o al menos desmarcarse de EE.UU. y abrir nuevos mercados en China y otros polos de desarrollo económico), se ha afincado de manera más clara sobre todo en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina, en cada país con su respectivo matiz.
El peor escenario para Rafael Correa y su delfín Andrés Arauz, así como para el banquero Guillermo Lasso, es tener que enfrentarse al candidato de Pachakutik, Yaku Pérez (o, a Xavier Hervas, si hubiera sido el caso) en segunda vuelta por la presidencia. Prepararon todo un tinglado mediático para hacernos creer, en base a dos exit poll, con conflicto de intereses, que la final sería entre Lasso y Arauz. Y hubo analistas políticos “serios” que se prestaron para ello.
Esa estructura psíquica que determina por quien voto -ejercicio de la esperanza- está condicionada y amenazada por lo que nos gusta llamar en el grupo de investigación y docencia que encabezo, el virus del AIDS MENTAL: Autoengaño, Ignorancia, Desmesura y Soberbia, cuatro componentes de nuestra alma que asechan constantemente nuestras decisiones. Por ello mismo, siempre recomendamos una vacuna diaria ante tal desvarío de la naturaleza humana, con el procedimiento TEERPHA.
La gestión de los seis grandes desastres naturales que ha debido afrontar el país en las últimas décadas, le ha costado aproximadamente 136.000 millones de dólares, una cifra extramadamente alta para una economía pequeña como la del Ecuador, ésta cifra es superior al PIB de 2019. Con ese dinero se habrían podido construir 747 hospitales públicos. La mala gestión de riesgos desde los Ejecutivos nacional, provincial y cantonales, a lo largo de nuestra historia, han dejado pérdidas humanas y económicas.
En general, es notable la poca cobertura en Ecuador, y especialmente antes de las elecciones, de los principales medios de comunicación sobre sus vecinos inmediatos. Colombia, por ejemplo, ha sido aniquilada en una de las guerras más sangrientas en la historia de la humanidad durante más de 65 años, como es bien sabido. Lo que es menos conocido es que esta guerra, que se ha reavivado desde la rescisión unilateral del acuerdo de protección por parte del gobierno de Ivan Duque en agosto de 2018, está claramente relacionada con el modelo de desarrollo que los terratenientes conservadores, las élites empresariales y los políticos mafiosos están impulsando bajo la consigna de, supuestamente, no tener alternativa.
Entre el 2015 y 2018, la Fiscalía reportó un aproximado de 42.953 personas como desaparecidas . Esta cifra equivale a la población total de cantones como Naranjito, Baba, Tosagua, Pedro Moncayo o Santiago de Píllaro. Hay tanta gente desaparecida en Ecuador como la población de una de las ciudades señaladas.
El 2020 mostró de lo que son capaces las élites empresariales para mantener sus privilegios, depredando las vidas de miles de personas sin límite alguno. La reconfiguración de un régimen de desigualdades, que antecede a este año se implementó, se institucionalizó y legitimó a través de la captura de las decisiones públicas: la verdadera pandemia. Dicho proceso involucra a una serie de actores, prácticas y redes que constituyen el “neoliberalismo a la ecuatoriana”.
La larga tradición del muralismo latinoamericano renueva su fuerza en distintos rincones de Quito. Y lo hace, como tantas otras veces, en momentos en que la agitación social y las injusticias reclaman una expresión directa y accesible. Según ha escrito Jacques Rancière, en tales circunstancias las imágenes del arte contribuyen “a diseñar configuraciones nuevas de lo visible, de lo decible y de lo pensable y, por eso mismo, un paisaje nuevo de lo posible”.
“Todos fallaron cuando una niña pedía ayuda, es a nombre del Estado ecuatoriano que les pido acepten nuestras disculpas, por ese inmenso dolor que sufrieron hace 18 años”, así lo señaló el presidente de la República, Lenín Moreno, ante Petita Paulina Albarracín Albán, en un acto público de reconocimiento y vergüenza estatal ante la violencia sexual y la indiferencia de los sistemas de salud y educación que llevaron a la muerte a Paola del Rosario Guzmán Albarracín, hija de Petita, en diciembre de 2002.
Lenín Boltaire Moreno Garcés fue vicepresidente junto a Rafael Correa durante el primer y segundo períodos presidenciales (2007-2009, 2009-2013), fue delegado de las Naciones Unidas en Ginebra (2013-2016) y, ahora, presidente de Ecuador desde 2017. En su primera etapa correísta, Moreno consolidó un pacto político empresarial y llegó a varios acuerdos con todos los partidos a los que les repartió cargos de poder.
Voy a empezar por el final, por la rueda de prensa brindada por el presidente de la CONAIE, Jaime Vargas, y el presidente del MICC, Leonidas Iza, en la cual, particularmente Iza retó a debatir a sus contrincantes o adversarios al interior del movimiento indígena y de la izquierda en general: sí el movimiento indígena era o no de izquierda socialista-comunista. Y él inscribiéndose en esta última concepción.
Sucumbíos es una mucho más que verde y húmeda provincia en el norte de Ecuador. Colinda con el Departamento de Putumayo, sur de Colombia, una zona históricamente azotada por conflictos armados, y con otras cinco provincias de la Amazonía y Sierra ecuatorianas. Es una franja de territorio reconocida por su biodiversidad, única en el mundo, y –paradójicamente– por la industria del petróleo, a la cual debe su nombre su capital: Lago Agrio. En 1969, Texaco inició la explotación del oro negro y eso atrajo a miles de colonos inmigrantes del sur del país. En ese tiempo nadie imaginó que la migración podía suponer un problema.
Lo digo de frentón: los trabajadores no deben renunciar a su dignidad a pretexto de la crisis económica y política que afronta el país en toda su institucionalidad. Tampoco pueden estar sujetos a la volatilidad emocional de sus superiores, quienes en algunos casos normalizaron la verbalización de la violencia como rutina cotidiana de relacionamiento, pero también de discriminación entre una élite intelectual y sus simples operarios, quienes habitan a la sombra del anonimato laboral.
Varios de los cartuchos de gas lacrimógeno que la fuerza publica empleó en Ecuador durante el Paro Nacional de octubre 2019, habían pasado la fecha de vencimiento indicada por el fabricante. Durante nuestra investigación encontramos cartuchos fabricados en 2010 y expirados en 2015, es decir con más de cuatro años de vencimiento. Para María Fernanda Poveda, abogada de la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, esto es un crimen. “Por algo [los cartuchos] tienen una fecha de vencimiento”, afirmó.
Ni la pandemia ni la crisis económica han sido obstáculo para quienes quieren gobernar este pequeño país del sur de América durante los próximos cuatro años. Las aspiraciones presidenciales son un disparate: 12 candidaturas admitidas y tres en trámite hasta la fecha de este informe. La campaña para las elecciones de febrero de 2021 será en condiciones peculiares: sin tarima ni multitudes o grandes concentraciones por la emergencia sanitaria y en un escenario de descontento social, corrupción y hastío, caldo de cultivo para la demagogia y el populismo. Todo indica que las redes sociales serán el caballo de la batalla en estas elecciones y que los candidatos echarán mano de ejércitos de trolls, las noticias falsas, cadenas de desprestigio y descalificación, memes y cadenas de mensajes por whatsapp. Se prevé mucha campaña sucia y menos debate de ideas y propuestas para sacar adelante al país.