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miércoles, mayo 8, 2024

WIKILEAKS: La Conspiración como Conspiración

WIKILEAKS: La Conspiración como Conspiración

Gerard Coffey

A mí me gusta un buen cuento, y las conspiraciones son,  si nada más, buenos cuentos. No implica que no haya conspiraciones. Claramente existen. La historia está repleta de ejemplos. Pero en la mayoría son asunto de historiadores; en el presente resultan mucho más difíciles de comprobar o desmentir.

Si bien existen casos recientes de conspiraciones que no lograron escapar la vigilancia del público – las armas de destrucción masiva de Irak por ejemplo – son pocas. En general hay más teorías que pruebas a favor o en contra. ¿Quién verdaderamente sabe si la destrucción de las torres gemelas en Nueva York fue una conspiración de las mismos Estados Unidos? Personalmente lo dudo pero hay aquellos que siguen dudando. Y aquí en el Ecuador, ¿quién o quiénes estuvieron detrás de la revuelta policial del 30 de septiembre de este año? ¿Fue una conspiración? ¿Un intento de golpe?  Para mí sí fue intento de golpe. Pero no lo puedo comprobar. Mi opinión se debe a mis propias experiencias en la calle a lo largo de ese día, el olfato político,  y al hecho de que no soy un ferviente opositor del presidente.

Hablando de las conspiraciones, hace unos días recibí por correo electrónico un mensaje que presentó el caso de Wikileaks como una suerte de conspiración. Escrito por el Argentino Christian Sanz, el artículo presenta varios argumentos a favor de la idea de que Wikileaks 1. No dijo nada nuevo 2. No afectó los grandes intereses, principalmente económicos, de Estados Unidos, y 3. A lo mejor fue un intento de los mismos EE.UU. para desviar atención de los problemas realmente graves.

Si Wikileaks ha tenido o no un impacto serio en los grandes intereses de Estados Unidos, no implica que sea una conspiración, solo que la gran mayoría de casos conocidos, la información no sea de mayor peso económico. No es de sorprender que unas cuantas agencias de inteligencia de países alrededor del mundo hayan descalificado a Wikileaks, sobre todo si la información afecta, o podría afectar en uno momento futuro  sus intereses o relaciones con Estados Unidos, sean lo que sean esos intereses o relaciones en ese momento futuro no especificado. 

A veces el artículo recurre otras teorías de conspiración para respaldar su tesis central. Por ejemplo que “….la necesidad de Estados Unidos de que Pakistán continúe apoyando a los talibanes para mantener a flote la supuesta guerra de Afganistán, la cual forma parte de un mega show bélico destinado a lucrar del tráfico mundial de heroína y a mantener activa la economía de guerra estadounidense”. No es decir que la segunda opinión sea de necesidad desacertada, pero por desgracia nadie, puede estar seguro.  El artículo es tomado de una página web,  pijamasurf.com, que ya no está disponible, y empieza: “Aunque podría tratarse de una burda estrategia para desacreditar a WikiLeaks, algunos sugieren que esta organización es parte de una conspiración.”    

Mejor aún, es el hecho de que un cierto Wayne Masden – periodista de Washington DC que según Wikipeadia es un conocido teórico de conspiraciones, lo que en sí podría ser una conspiración –   ha dicho que Wikileaks opera “como parte de la estrategia de espionaje digital de Estados Unidos e Israel, operada por la CIA y el Mossad respectivamente, y como fuentes cita a comunicados de las agencias de inteligencia de China y Tailandia”. Y me pregunto, quiénes son,  exactamente, esa gente que tanto confía en las agencias de inteligencia de la China y Tailandia?

Y en cuanto a la aserción de que los documentos lleva el sello de ´SIPRnet, el  ´acronimo´ de la red secreta de la  inteligencia estadounidense, es cierto. Fue secreto, hasta que el soldado Bradley Manning gravó y filtró los documentos. Lo realmente increíble – o tal vez no, dado la historia de  la inteligencia estadounidense –  es que fue posible.  O quizás, como Lee Harvey Oswald, no actuó solo.  Quién sabe?

El filosofo William of Ockham (1285–1347/49) es recordado por el principio de “la navaja de Ockham” según el cual, de dos teorías la explicación más sencilla es preferible.  Wikileaks, puede ser, o no, una conspiración. Pero frente a la duda, es mejor recurrir al consejo de Ockham. La verdad es que no comprueba nada que Wikileaks no haya revelado lo peor de la política externa de Estados Unidos, que de alguna manera desvía atención de los grandes temas (por ejemplo la guerra de Irak y Afganistán), que no pone en cuestión la guerra contra el terrorismo (una vieja, y  tal vez valida, crítica de Wikileaks) o que sus filtraciones subestiman el número de muertes en Irak (asunto en el cual EE.UU y el Reino Unido siempre desmentido las cifras más altas y más convincentes).

Algunos dirán que lo que escribo ahora es parte del complot de Wikileaks. Pero, por otro lado el artículo de Sanz también podría corresponder a una campaña anti Wikileaks de la inteligencia estadounidense que busca descreditar y relativizar las revelaciones. Sin dudo lo negaría. Pero uno nunca sabe. La conspiración puede ser conspiración.

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