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EL PENSAMIENTO DIALÉCTICO III. por Leonardo Gabriel Ogaz Arce

23 de Marzo de 2013
En esta parte tercera del “Pensamiento Dialéctico” comenzamos por mostrar una aplicación de la dialéctica al cine como para mostrar los diversos campos de aplicación, para posteriormente proceder a ver la ley de los cambios cualitativos, para terminar con la ley de la negación de la negación.

 La dialéctica aplicada al cine por Eisenstein dio lugar a obras cumbres del arte en la cinematografía como “Octubre”, “El Acorazado Potiemkim” y otras. Veamos un esbozo de sus ideas:

“Según Marx y Engels el sistema dialéctico no es más que la reproducción consciente del curso (substancia) dialéctico de los hechos externos del mundo.

Entonces:

La proyección del sistema dialéctico de las cosas en el cerebro en la creación exacta

en el proceso del pensamiento produce: métodos dialécticos del pensamiento;

el materialismo dialéctico… LA FILOSOFÍA. l a proyección del mismo sistema de cosas

mientras se crea concretamente mientras se da forma produce: EL ARTE.

El fundamento de esta filosofía es un concepto dinámico de las cosas.

El ser, como constante evolución de la interacción de dos opuestos contradictorios.

La síntesis, que nace de la oposición entre tesis y antítesis (1929).

EL MONTAJE

La toma no es absolutamente un elemento de montaje, es una célula de montaje. Exactamente como la células dan origen dividiéndose a un fenómeno de otro tipo, el organismo o embrión, así en el otro lado del salto dialéctico de la toma encontramos el montaje. Entonces ¿qué cosa caracteriza el montaje y su célula la toma? El choque. El conflicto de dos partes opuestas, la una a la otra. El conflicto. El choque.

Tengo frente a mis ojos una hoja de papel estropeada y amarillenta. Se lee una nota  misteriosa:

“Coligamiento P” y “Choque E”

Esta es la línea substancial de una fuerte disputa sobre el argumento del montaje entre (Pudovkin) y E (yo).

Ya se volvió una costumbre. A intervalos regulares Pudovkin viene a verme en la noche muy tarde y, a puertas cerradas, discutimos sobre cuestiones de principios. Alumno de la escuela Kulesov, él defiende con vigor el concepto de montaje como unión de pedazos. En cadena. Nuevamente, “ladrillos”. Ladrillos combinados en serie para exponer una idea. Le opongo mi concepto de montaje como “choque”: la idea que del choque entre dos factores dados nace un concepto (1929).” [1]

3.   Ley de los saltos cualitativos. La transformación de la cantidad en calidad y viceversa.

VICEVERSA

Mario Benedetti

Tengo miedo de verte

necesidad de verte

esperanza de verte

desazones de verte

Tengo ganas de hallarte

preocupación de hallarte

certidumbre de hallarte

pobres dudas de hallarte

Tengo urgencia de oírte

alegría  de oírte

buena suerte de oírte

y temores de oírte

o sea

resumiendo

estoy jodido

y radiante

quizá más lo primero

que lo segundo

y también

viceversa [2]

He aquí las contradicciones del amor expresadas magistralmente y donde cualquier lógica formal quedaría absolutamente al margen. Como puede apreciarse se trata de situaciones, sentimientos complejos que para ser expresados buscan la forma de oposiciones contradictorias, pero con mucho sentido.

Los cambios cuantitativos, son acumulativos, lentos e insignificantes, a veces poco perceptibles, pero su acrecer acaba por desembocar en una súbita aceleración del devenir. El cambio cualitativo no es lento y continuo (de conjunto y gradual como los cambios cuantitativos); tiene por el contrario, caracteres bruscos, tumultuosos; es la manifestación de una crisis interna de la cosa, una metamorfosis en profundidad, pero brusca, a través de una intensificación de todas las contradicciones.

El crecimiento del poder humano, sobre la naturaleza, no produce sólo una mayor riqueza en el pensamiento. Produce también crisis económicas, sociales, políticas, ambientales: transformaciones bruscas. Plantea problemas, es decir, contradicciones en su más elevada tensión, es el momento de la crisis y del salto, mientras que la contradicción tiende hacia la solución implicada objetivamente en el devenir que la atraviesa. El pensamiento humano, también aquí  refleja la solución, insertándose así en el movimiento, resuelve la crisis mediante la acción y supera la situación contradictoria.

El conocimiento y la acción no pueden crear nada de punta a cabo. El momento del factor subjetivo -la acción- llega cuando todas las condiciones objetivas están dadas, y basta con una asociación organizada y sólida procedente del sujeto para que se opere el salto. Esto puede verificarse con cualquier clase de dispositivos experimentales (en los que basta con girar un botón, con lanzar una débil corriente eléctrica), y en la vida psicológica y social.

Cuando en una determinada coyuntura las realidades conectadas pasan la misma crisis, o están sometidas a transformaciones concatenadas se produce lo que Hegel llama una <<línea nodal>>. Al presentarse cada punto de cambio como un <<nudo>> de relaciones y de transformaciones, el conjunto de esos <<nudos>> o <<puntos nodales>> forma, en efecto, una línea. De esta manera, la crisis de una civilización puede consistir en una crisis de la cultura, de la economía, de la política, de la vida social, del pensamiento. Cada crisis tiene su propia dinámica y particularidades. El conjunto forma la <<línea nodal>> en el sentido hegeliano.

La revolución, el salto dialéctico, implica a la vez una cierta continuidad en el sentido de que el movimiento profundo que se gestó antes y durante la crisis, continúa y, una ruptura o discontinuidad porque aparece lo nuevo, se pone fin a lo viejo.

Desglosemos analíticamente algunos de los conceptos planteados.

¿Qué podría comprenderse como calidad?

Las cosas, los objetos, los fenómenos, los procesos poseen una determinación interna, es decir rasgos, aspectos, signos que la cualifican, que la caracterizan, que determinan que los diferentes componentes de la realidad sean como son y se diferencien de los demás. La calidad es entonces esa determinación vinculada al propio objeto que surge del conjunto de todos sus rasgos esenciales, gracias a las cuales el objeto adquiere una estabilidad relativa. Esta calidad se manifiesta a través de sus propiedades.

La determinación cuantitativa de los objetos y fenómenos es variada y compleja. Podríamos aproximarnos a una definición diciendo que la cantidad es la determinación de los objetos por su número, magnitud, ritmo, grado, volumen, porcentaje, etc.

Cuando los cambios cuantitativos no rebasan ciertos límites no influyen en la formación de una nueva calidad. Pero en cuanto alcanzan el límite necesario, una medida determinada, cuando se acumulan en una proporción significativa se produce un cambio cualitativo.

La palabra <<medida>> es un concepto importante en la comprensión de los cambios, de las transformaciones; el concepto se emplea en el sentido de unidad de medición, de límite de algo, se entiende, por tanto, que de por sí la medida está relacionada con la cantidad. Pero también está relacionada a la calidad. Veámoslo a través de unos ejemplos. Los hombres pueden tener los más variados tamaños y pesos, pero jamás se habrá visto un hombre de 5 metros de altura y una tonelada de peso, porque eso ya no sería un hombre, sería otra cosa, un gigante, un ser imaginario. Diez conflictos laborales  en un país pueden resultar hasta normales, 300 están revelando una situación social diferente. Como puede apreciarse, al sobrepasar unos márgenes, el rebasar una determinada medida configura un cambio en la calidad. Esto implica que a una calidad específica corresponde una cantidad más o menos precisa. En consecuencia podremos decir que la <<medida>> es la correspondencia, la unidad, de los aspectos cuantitativos y cualitativos de las cosas. De lo anterior se deduce que si ciertos cambios cuantitativos se mantienen dentro de una medida no producen efectos mayores casi no se observan, pero cuando se acumulan cambios cuantitativos y estos rebasan ciertos límites se produce un cambio cualitativo, esa cantidad se convierte en calidad.

A la inversa ocurre  lo contrario, los  cambios cualitativos conducen a cambios cuantitativos, lo que sucede con la tecnología es el mejor ejemplo de esto, los periódicos que se podían producir en la viejas imprentas y los que se producen en las modernas rotativas digitalizadas de hoy permiten comprender como el cambio de calidad aumenta la cantidad a su vez esa cantidad tiene una mejor calidad, (de impresión en este caso), el tiraje de los periódicos hoy en algunos países es de centenares de miles, los primeros tirajes se contaban apenas en miles. Hoy los periodicos digitales on line tienen una posibilidad abarcadora mayor. Es así como la cantidad se convierte en calidad y a la inversa la calidad se convierte en cantidad.

El momento preciso en que se produce el cambio se lo denomina salto dialéctico y es una interrupción en la marcha gradual del desarrollo. Esto significa que el lento desarrollo cuantitativo se interrumpe en un punto determinado y llega el momento de la transición a una nueva calidad, una transición que ya no es ni lenta ni gradual, el momento de la transición a una nueva calidad es el salto. Por tanto podemos decir que este es una transformación decisiva de una vieja calidad en otra nueva, en este sentido es un brusco viraje en el desarrollo.

El proceso real del desarrollo tiene por base la unidad de la continuidad y la discontinuidad. La comprensión de estos fenómenos no puede ser nunca mecánica ni automática, sobre todo en los procesos sociales donde interviene el factor subjetivo. Hay ciertos desarrollos que son evolutivos por mucho tiempo, es decir se prolongan en él por períodos extensos por ejemplo de ciertos útiles como de uso doméstico, la cuchara, la cama que han tenido muchas variaciones formales, pero en esencia permanecen con cierta relativa estabilidad, en cambio otras cosas acicateadas por las necesidades de un sistema social tienen un dinamismo mayor, caracterizado por los saltos, como es lo que ha ocurrido con los medios de comunicación, los cambios en este ámbito ocurren por necesidades socio económicas, culturales, políticas o militares, que a su vez repercuten en la propia sociedad introduciendo alteraciones en la manera de vivir, de pensar, de actuar, de hablar, de hacer las cosas, es decir, cambios culturales.

Lo que se ha dado en llamar la globalización actual y uno de sus elementos emblemáticos la Internet genera socialmente procesos de integración y de exclusión al mismo tiempo. Se globalizan, se integran los mercados, pero no el conjunto de la población mundial, pero no sólo eso, sino que es mayor la cantidad de gente que queda excluida, marginada, este fenómeno, a su vez, genera una contradicción latente sobre la que se puede actuar. Recordemos que, están más o menos integrados a la red aproximadamente cerca de mil millones de personas, pero la humanidad tiene seis mil millones y medio de habitantes.

Ahora, la realidad presenta siempre situaciones complejas, sobre todo en el terreno de los fenómenos sociales, porque hemos podido ser testigos de acumulaciones cuantitativas y de contradicciones que han producido cambios, pero estos no han sido cualitativos es el caso de lo que ocurrió en Ecuador el 5 de febrero de 1997 con la caída de Abdalá Bucaram, esto fue producto de un proceso donde se acumuló, progresiva y gradualmente el descontento, con una rapidez relativa, desde unas primeras manifestaciones estudiantiles cuantitativamente menores, hasta la salida a la calle y movilización de millones de personas de todas las clases sociales, esta cantidad motivó un cambio, se produjo una “especie de salto”, pero este no fue cualitativo, en razón de que la sola cantidad si no va relacionada con la calidad, es decir niveles de conciencia, sólo produce situaciones de cambio formal que, no implican cambios ni, de régimen político ni menos aún de sistema social. Aquí la ausencia del factor subjetivo -(conciencia masiva vinculada a un proyecto de transformación, con una dirección revolucionaria, con saber y voluntad política, más medios de comunicación y capacidad de organización que conduzcan conscientemente hacia cambios de estructuras y relaciones)- Cuando lo cualitativo no va ligado a lo cuantitativo, se producen situaciones en que a pesar de los cambios la continuidad se mantiene en lo fundamental. Esto nos recuerda aquella observación de Hegel que Lenin apunta en sus cuadernos filosóficos:

“cuando están presentes todas las condiciones de una cosa, esta surge a la existencia…” [3]

En consecuencia existen diferentes tipos de saltos dialécticos, estos dependen de la naturaleza de los fenómenos que se desarrollan y de las condiciones en que se desarrollan. Ahora el mismo Lenin anota que:

“Tanto  en la naturaleza como en la vida hay movimientos “hacia la nada”. Lo único que tal vez no existe son movimientos “de la nada”. Siempre de algo”.[4]

4.   Ley del desarrollo en espiral o ley de la negación de la negación

Esta ley conocida también como de superación, porque explica el surgimiento de lo nuevo, así como la ley de las transformaciones explica el proceso de los cambios y la ley de la contradicción la fuente de los mismos.

Esta ley da cuenta de un movimiento envolvente que implica elementos disímiles que a través de un proceso de superaciones (negaciones) da lugar a un fenómeno más elevado de contenido positivo que se separa y se libera en y por el conflicto.

Entre la materia orgánica y la inorgánica, es decir entre la vida y la materia sin vida, entre el hombre y las rocas, por ejemplo, no existe una absoluta discontinuidad sino un <<salto dialéctico>>, porque la vida no anula a la materia no viviente, por el contrario la envuelve en sí y la profundiza. Los seres vivos también tienen su química sólo que esta aparece como más rica, más compleja y más vasta que la química de la materia.

De una manera similar, el pensamiento envuelve y profundiza a la vida. De determinados desarrollos de la vida inorgánica surgió la vida orgánica, ésta con sus necesidades, actividades psicológicas, sus órganos como la mano son las que han permitido a través de su actividad transformadora sobre el medio, el surgimiento de la inteligencia y por ende el aparecimiento de la lógica concreta (dialéctica). Y esta es la base del entendimiento y el punto de inserción de nuestra razón en la interacción universal. Es, entonces la vida que implica la separación efectiva y también la unidad siempre renovada de lo singular y lo universal, que somete mucho más profundamente ese singular a las leyes universales.

Este movimiento se desarrolla como una espiral porque implica un permanente retorno sobre lo superado para dominarlo y profundizarlo,  elevarlo de nivel al liberarlo de sus límites, de sus unilateralidades.

De la doble superación de una contradicción, es decir, la negación de la negación, surgida  sobre un mismo aspecto, emerge lo nuevo. De este choque que no es un choque en el pensamiento, en lo abstracto, un conflicto subjetivo (aunque dé lugar a un choque de pensamientos) sale una calidad más elevada. Pongamos por ejemplo la dialéctica que se da entre los medios electrónicos de comunicación, la radio surge como el primero de estos medios, este medio tiene un carácter esencialmente auditivo,  aparece se despliega, se asimila y se extiende, luego de lo cual viene a ser superado por la televisión, que a su vez se despliega, se asimila y se extiende,  pero la TV  no anula la radio, sino que la integra y le da una nueva dimensión a la comunicación por imágenes de tipo audiovisual, la ha superado, pero la integrado al mismo tiempo; luego aparece la red denominada Internet y supera cualitativamente  a la televisión, la niega, pero a su vez no la anula la integra en un dispositivo computacional multimedia que reúne sonido, imagen ,texto, hipertexto. La Red Internet sería la negación de la negación, es decir una primera negación a su vez es negada por una segunda lo que da lugar al aparecimiento de un fenómeno nuevo.

Como puede apreciarse el movimiento real envuelve las diversas relaciones y determinaciones: discontinuidad y continuidad, las contradicciones, los saltos cualitativos y la superación. No hay en esto más que <<momentos>> o  aspectos del movimiento. Se infiere de esto que la multiciplicidad de las leyes de la dialéctica tienen un único hilo conductor, una unidad fundamental. Esta unidad se encuentra en la idea del movimiento, del devenir universal, en la unidad material del mundo.

El interés de centrarse en una u otra ley está dado por el ángulo de análisis del investigador. Si se quiere graficar el desarrollo  se verá que este tiene la forma de una espiral. A veces el movimiento es ascendente y otras veces es descendente, por lo tanto en algunas ocasiones va de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo, (aunque en rigor es conveniente hablar de los menos complejo a lo más complejo), pero en otras ocasiones el movimiento de la decadencia, del desgaste, se inicia en sentido contrario,  el deterioro la muerte también es un proceso, la desaparición también recorre un camino, es un movimiento hacia la nada, por tanto se da en el sentido opuesto al anterior de lo superior a lo inferior y de lo complejo a lo menos complejo. No hay por lo tanto ni linealidad, ni circularidad o ciclos cerrados en el desarrollo general, sino una espiral, nunca las cosas se repiten de igual manera, sino se dan en un plano cualitativo superior o inferior.

A mi juicio tampoco es correcto hablar que la única forma de desarrollo existente es la del espiral, porque pueden existir procesos específicos que sean lineales y secuenciales,  y elementos concretos que puedan ser cíclicos y hasta desarrollos que no adquieran ninguna de las formas  anteriores. En la realidad no todos los movimientos se rigen por leyes, existe también el azar, lo estocástico, la casualidad, la entropía. Esta realidad es un entramado complejo de lo necesario y lo absurdo, lo racional y lo irracional, aquel principio hegeliano que dice: “todo lo racional es real” no sería dialéctico si se lo absolutiza.

En la medida en que puede ser útil, en tanto referente, para los análisism de coyuntura, de textos, contextos, discursos y mensajes indicaremos el resumen de las reglas prácticas del método dialéctico que sugiere Henri Lefevbre:

“ a) Ir a la cosa. Nada de ejemplos externos, nada de digresiones, nada de analogías inútiles; por lo tanto análisis objetivo;

b) Aprender el conjunto de las conexiones internas de la cosa, de sus aspectos; el desarrollo y el movimiento propio de la cosa;

c)    Aprehender los aspectos y momentos contradictorios; la cosa como totalidad y  unidad de los contradictorios;

d)  Analizar la lucha, el conflicto interno de las contradicciones, el movimiento, la tendencia (lo que tiende a ser y lo que tiende a caer en la nada);

e)  No olvidar – no hay que cansarse de repetirlo- que toda cosa está ligada con todas las demás; y que una interacción insignificante omisible en determinado momento por no ser esencial, puede convertirse en esencial en otro momento o desde otro punto de vista;

f)   No olvidarse de aprehender las transiciones: transición de los aspectos y contradicciones, pasos de unos a otros – transiciones en el devenir-. Comprender que un error de apreciación (creer que se está algo más lejos en el devenir que el punto en el que efectivamente se está, creer que se ha realizado la transición o que no ha comenzado) puede tener graves consecuencias;

g)  No olvidar que el proceso de profundización del conocimiento– que del fenómeno a la esencia y de la esencia menos profunda a la más profunda- es infinito. No darse nunca por satisfechos. << La magnitud de la pérdida de un espíritu se mide de acuerdo con aquello en que se satisface>>.(Hegel). Admirable pensamiento, al que sólo objetaremos que sólo << un espíritu>> se satisface, pero que el hombre digno de este nombre no conoce ni la satisfacción ni la vana inquietud y la angustia de esos  << espíritus>>;

h)  Por lo tanto, penetrar bajo la simple coexistencia observada, avanzar cada vez   más profundamente en el rico contenido, aprehender conexiones progresivamente más profundas hasta alcanzar y aprehender sólidamente las contradicciones y el  movimiento. Hasta llegar a eso, no hay nada que hacer;

i)   En ciertas fases del propio pensamiento, éste deberá transformarse: modificar   rechazar su forma, volver a elaborar su contenido. Recoger estos momentos superados, volver a verlos, repetirlos, aunque sólo en apariencia, para profundizarlos mediante un retroceso hacia  sus etapas y a veces hasta su punto de partida, etc…

El método dialéctico se revelará así, a la vez, riguroso (puesto que se agrega a principios universales) y más fecundo, capaz de detectar los aspectos en los que las cosas son << vulnerables a la acción>> “[5]

La necesidad de relacionar dialéctica y comunicación ha surgido de la apreciación de que existen ciertas tendencias en la semiótica como el análisis de discursos y mensajes tienden a quedarse en lo formal, es decir no logran traspasar el umbral de lo aparente. Esto, se nota particularmente en ciertos análisis estructuralistas que contienen elementos muy importantes, pero tienden hacia el formalismo. Entiendo la necesidad de un análisis pormenorizado de las formas discursivas, pero si este tiene como objetivo la comprensión de la unidad de la forma con el contenido, la esencia y la apariencia de las cosas o mejor dicho  el objeto de análisis en la totalidad concreta en que se manifiesta, entender porqué tal contenido se manifiesta en tal forma y las conexiones y procesos mediacionales que intervienen nos daría una visión más completa. Para lograr esto me parece que es necesario comprender para que sirven como elementos de sustentación  (aplicadas y manejadas creativamente), al menos cinco pares de categorías dialécticas  -las que me parecen más pertinentes- a los procesos educomunicativos y estas son: análisis y síntesis, abstracto- concreto, forma-contenido, esencia-fenómeno, el todo y las partes esta última es considerada por algunos autores como otra ley de la dialéctica.


[1] Tapia Figueroa, Diego. Tedeschi, Beatrice. “Cine en vivo, 70 directores hablan de cine”. S/ E. Quito, 1999. Pp. 31, 32, 33.

[2]  Benedetti, Mario, “Inventario”, Visor, Madrid-España,  Décima edición, segunda reimpresión, 1995. P. 280.

[3] Lenin, Wladimir Ilich, “Cuadernos filosóficos. La dialéctica de Hegel”, Edit. Roca, México, 1974. P. 67.

[4] Idem.P. 53.

[5]  Lefebvre, Henri, “Lógica formal, lógica dialéctica”, Siglo XXI editores, México. 16a edición 1990. Pp. 279,280.

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