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FRACCIONES BURGUESAS, CONTINUISMO Y TLC. Por Hugo Noboa Cruz

06 de noviembre 2016

Persistentemente, no sólo los candidatos de las diferentes fracciones burguesas, sino algunos editorialistas y columnistas, aun de medios alternativos, apuntan como primera tarea a la sostenibilidad del libre mercado neoliberal, que alcanza una de sus máximas expresiones con la firma de espurios tratados de libre comercio, aunque traten de disfrazarlos.

El Ecuador se apresta a la ratificación del TLC con la Unión Europea (“Acuerdo Comercial”) que acaba de ser aprobado por el Consejo de ese bloque regional. Qué tragedia nos espera… un signo más de la continuidad de la pesadilla correista, que ha sido muy eficaz en lo que otros gobiernos -supuestamente más neoliberales que el actual- no pudieron.

El camino está expedito para una nueva conquista europea, esta vez con carabelas de marcas y etiquetas multinacionales que arrasarán con lo que nos queda de soberanía. Los desastres serán múltiples, en la alimentación, en el trabajo digno y pleno, en la producción agropecuaria sobre todo de pequeños y medianos campesinos, pero también en otras áreas igualmente delicadas, como el saqueo de nuestros saberes ancestrales y nuestra naturaleza… nuestra agua, la privatización de servicios públicos y de la seguridad social, o la disminución de acceso a medicamentos genéricos apabullados por prolongadas patentes y datos de prueba, cargando además a los organismos públicos el papel de policías de esas patentes.

Mirémonos en el espejo de Colombia a los tres años de implementación del TLC con la UE, sobre el que tanto el gobierno colombiano como la Comisión Europea prometieron maravillas, entre otras: “que el TLC iba a ayudar a la diversificación de la economía colombiana; que el objetivo era apoyar el desarrollo sostenible; que iba a permitir tener un texto legal con el cual fomentar una mejora en la situación de derechos humanos; y para ello se iban a acordar Hojas de Ruta con el gobierno colombiano; también se pusieron en la mesa riesgos como el de la evasión fiscal y el lavado de dinero” (Lyda Fernanda Forero por el Transnational Institute y la Oficina Internacional de Derechos Humanos Acción Colombia (OIDHACO): REPERCUSIONES EN COLOMBIA DEL ACUERDO COMERCIAL CON LA UNIÓN EUROPEA TRAS TRES AÑOS DE SU IMPLEMENTACIÓN, septiembre 2016 https://www.tni.org/files/publication-downloads/ue-colombia_fta.pdf), nuestros hermanos vecinos al hacer esta breve evaluación, concluyen:

“El acuerdo comercial profundiza una economía basada en la reprimarización para la exportación de recursos naturales y dificulta una transición hacia una economía sostenible social, ambiental y económicamente que es aún más necesaria y urgente en un momento en que se discute la construcción de paz.

La Comisión Europea ha fallado en su cometido de realizar informes completos sobre la implementación del acuerdo y sus impactos en Colombia. Es de subrayar igualmente que el informe no incluye las repercusiones a nivel de estándares sociales, laborales y ambientales en Europa.

El Parlamento Europeo también ha fallado. Durante los debates para la ratificación del acuerdo, numerosos miembros del Parlamento prometieron públicamente o en reuniones que harían todo lo posible para que el acuerdo comercial fuera una herramienta para fomentar y exigir mejoras en derechos humanos en Colombia. Una vez ratificado el acuerdo, cuando se comenta la crítica situación de derechos humanos, hay pocas respuestas concluyentes. Es decir que si hoy decimos que en 2015 asesinaron en Colombia a 63 personas defensoras de derechos humanos; si comentamos que en el primer semestre del 2016 ha habido 314 agresiones contra personas defensoras de los derechos humanos y que 35 han sido asesinadas; si hacemos alusión a la criminalización de la labor de defensa de los derechos; nos dirán que todo ello no tiene que ver con el acuerdo, aunque la gran mayoría de los asesinatos están relacionados con la tenencia de la tierra y la defensa del ambiente (fundamental en cualquier economía de exportación de patrimonios naturales). En su momento cuestionamos la factibilidad de sus promesas, tres años después, la realidad nos da la razón.”

¿Será que los candidatos ecuatorianos conocen esas primeras evaluaciones de lo que ocurre en Colombia, o conocen el ya añejo impacto desastroso del NAFTA sobre la población y pequeños productores mexicanos? Seguramente que sí, pero aúpan el tratado, por mezquinos intereses comerciales de unos pocos.

¿Será que el General candidato, enaltecido por movimientos sociales y de izquierda, está informado de ello? Si es así y sabe del posible desastre, ¿Por qué no se opone a que el correismo en sus últimos estertores deje al apuro instalando ese nefasto tratado? Al menos puede hacer notar su franco desacuerdo, si es que el mismo existiera, o ¿Creerá que le resta votos? ¿Qué le dificulta convenientes acuerdos con las diferentes fracciones burguesas?

Al candidato oficial, ni que mentarle, va a hacer oídos sordos al respecto, agachará sumisamente la cabeza, después de todo ya disfrutó las delicias de vivir fastuosamente en la tierra de los conquistadores, y gratis, podría pensar en regresar… No dirá una palabra, aunque sea parte de la supuesta y minúscula fracción de Alianza País que algún momento pataleo contra el TLC, obligada luego a la sumisión, tal como en el caso del aborto por violación o la fiscalización de los grandes atracadores verde flex.

Así el panorama, en medio de la borrachera electoral, vamos a amanecer un día cualquiera, dicen que en el mismo mes de noviembre 2016, con un país revendido a conquistadores reencauchados, que esta vez no empuñarán espadas y cruces, sino patentes y paraísos fiscales.

Foto: Elecuatoriano.net

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