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miércoles, mayo 8, 2024

LA SITUACIÒN EN VENEZUELAÑ: por Rafael Uzcátegui

www.rafaeluzcategui.wordpress.com

El pasado 21 de febrero escribimos una síntesis de los acontecimientos para quienes en el exterior, sobresaturados de información sobre Venezuela, necesitaran una cronología de los hechos. Apenas han pasado 4 días de ese relato, pero hay tantos elementos nuevos que es necesaria una actualización para sugerir que cualquier fotografía de la realidad venezolana cambiará en las siguientes horas.

El primer elemento que resalta es que las manifestaciones de los críticos al gobierno han continuado hasta el momento en que esto se escribe, y no parece que se detendrán en los próximos días. La cultura venezolana se había caracterizado por promover el esfuerzo de resultados a corto plazo, sin permanencia en el tiempo, por lo que la suma de cada nuevo día de protesta contradice la inmediatez política que parecía propia del “hacer” en el país. Por ello es que el propio presidente Maduro utiliza como una de sus estrategias fomentar su más rápido desgaste, aumentando dos días más al feriado de Carnaval para que comience el 27 de febrero, día cuando se cumplirán 25 años de la revuelta popular de “El Caracazo”, con decenas de asesinados aún en impunidad.

Una segunda novedad, como sugeríamos en nuestro anterior texto, es que Caracas ha dejado de ser el epicentro de la movilización nacional. El sábado 22 de febrero progobierno y opositores convocaron a marchar en la ciudad de Caracas, ambas con amplia concurrencia. Sin embargo, en por lo menos 12 ciudades del interior del país también se realizaron movilizaciones disidentes, algunas de ellas proporcionalmente tan multitudinarias como la de la capital. En el caso de la ciudad de San Cristóbal, capital del estado Táchira (fronterizo con Colombia), la intensidad de las movilizaciones y conflictos, que incluyeron además de los estudiantes y clase media a sectores populares y rurales, motivaron a la militarización de la ciudad bajo control a distancia desde Caracas. El gobernador de la entidad José Vielma Mora, del partido oficialista PSUV, criticó la represión y solicitó públicamente la liberación de las personas detenidas, lo que hasta ahora ha sido la primera crítica pública de un miembro del gobierno a las decisiones de Nicolás Maduro.

Cuando esto se escribe se habían registrado la muerte de 15 personas en manifestaciones o en hechos relacionados con las protestas; 8 de ellos cuya autoría señala a funcionarios policiales, militares y paramilitares; 2 de ellos víctimas de “trampas” montadas en la protesta opositora denominada “guarimba” y el resto por hechos oscuros ocurridos alrededor de las movilizaciones que deben ser investigados y aclarados (por ejemplo, el arrollamiento de un adolescente de 17 años). Los reportajes del diario Últimas Noticias, respaldados por fotos y videos circulados en redes sociales, han obligado a que la Fiscalía detenga a funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) para investigarlos por la autoría material de los hechos. Sin embargo, altos voceros del Ejecutivo Nacional, como la Ministra de Comunicación Delcy Rodríguez y el propio presidente Maduro continúan culpando de todas las muertes a la oposición. Capítulo aparte lo merece el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, que a través de su programa diario “Con el mazo dando”, transmitido por la televisión estatal, realiza afirmaciones delirantes sobre las causas de los asesinatos.

La “Guarimba” es una estrategia que sectores de la oposición promovieron a finales del año 2002. Consiste en realizar, en un sitio considerado “seguro” protestas -generalmente en las inmediaciones de las viviendas de los manifestantes-, cerrando la vía con barricadas y basura o cauchos incendiados. La “Guarimba” posee varias características que la diferencian de otras manifestaciones. Una es su relación simbólica con el Golpe de Estado y el llamado “paro petrolero” del año 2002, por lo que se ha cargado de un contenido insurreccional, proclive a la confrontación física con los organismos de seguridad. La segunda, como consecuencia de lo anterior, ha sido insistentemente criminalizada por el gobierno, siendo por ello una estrategia excluyente: Si bien personas progobierno pudieran incorporarse a una manifestación pacífica por exigencias comunes, difícilmente lo harán a una “guarimba”.  Tercero, generan un amplio rechazo dentro de los propios sectores opositores, como lo demostró la marcha en Caracas del 22 de febrero, donde había tantas pancartas de rechazo a las “Guarimbas” como a la actuación de los grupos paramilitares. A medida que el presidente Nicolás Maduro ha estimulado la represión felicitando en público la actuación de la GNB, no reconociendo la responsabilidad estatal en parte de las víctimas mortales y legitimando institucionalmente la actuación de los grupos paramilitares mediante el estímulo a los “Comandos Populares contra el Golpe de Estado”, ha generado un caldo de cultivo de indignación que ha permitido la aparición de “Las Guarimbas” en algunos focos tanto en Caracas como en ciudades del interior del país. No obstante, una mirada a todos los tipos de movilización en todas las ciudades del país que se mantienen en la calle, corrobora que la manifestación continúa siendo mayoritariamente pacífica.

La entrega del líder opositor conservador Leopoldo López, el 18 de febrero, fue todo un “performance” para catapultar su imagen como “nuevo líder” de la oposición venezolana y centro del movimiento nacional de protesta. Su entrega se realizó junto a una multitudinaria concentración en la frontera entre el municipio Chacao y Libertador de Caracas. Sin embargo hasta el día de hoy la dinámica de multitudes en la calle continúa siendo de redes descentralizadas con múltiples centros. Hay toda serie de convocatorias por redes sociales, como “pancartazos”, “hacer plegarias nacionales a la misma hora” y hasta “bailoterapias”. Algunas, se convierten en virales y son asumidas por buena parte del movimiento. Muchos opositores acostumbrados al modelo vertical de organización leninista de la era analógica, exigen permanentemente que las protestas “tengan una dirección” y “exigencias comunes”.

El gobierno insiste en que se enfrenta a un “Golpe de Estado”, algunos dicen que “repite el guión de abril del 2002” y otros argumentan que se trataría de un “Golpe continuado”. Nicolás Maduro convocó a enfrentar a los manifestantes en la calle activando “Comandos populares antigolpe”. Sin embargo, las dos manifestaciones realizadas en los últimos días por el gobierno en las calles de Caracas no cuentan con el respaldo y los niveles de convocatoria de las realizadas por Hugo Chávez. Si bien los niveles medios y altos del gobierno expresan públicamente su apoyo a las decisiones de Maduro, el chavismo de base comienza a resentirse por la represión abierta a los manifestantes, que ha generado centenares de imágenes que fluyen a través de los teléfonos celulares. Por otro lado, el propio presidente emite mensajes contradictorios sobre la naturaleza de la hipotética amenaza a la cual enfrenta: Convocando insistentemente a celebrar los carnavales, bailando para las cámaras de televisión, pidiendo públicamente -en varias oportunidades- mejorar las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, designando su representante ante el Fondo Monetario Internacional, retirando las credenciales de trabajo en Venezuela de CNN –que significó en los hechos su expulsión del país- y en 24 horas invitarlos a transmitir de nuevo desde el país.

A pesar que a nivel internacional permanece la polarización mediática informativa sobre Venezuela, a lo interno del país continuamos sufriendo un importante bloqueo informativo. Los canales de televisión de alcance nacional no informan sobre las manifestaciones, ni tampoco transmiten en directo los mensajes de los líderes políticos de oposición, mientras que sus pantallas son copadas por declaraciones de los principales funcionarios públicos. El gobierno pensó el conflicto en términos analógicos, pensando que la invisibilización televisiva y la represión serían suficientes para silenciar las protestas. Tardíamente ha iniciado una ofensiva en redes sociales, mientras el servicio de internet, controlado por el Estado, sufre irregulares disminuciones de velocidad y bloqueos en algunas de las aplicaciones más populares utilizadas por los usuarios, como Twitter y What´sApp.

La radicalización de los dos principales bandos del conflicto hacen que no sea mayoritario, aún, la exigencia de diálogo para la resolución de la crisis. El presidente Maduro convocó a la realización de una “Conferencia Nacional de Paz” paralelamente que su gobierno –y él mismo- continúa descalificando como “fascistas de ultraderecha” a los opositores y aumenta el número de detenidos en todo el país, los cuales denuncian torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes durante su privación de libertad. El aumento de la cantidad de personas asesinadas, heridos por armas de fuego, perdigones y bombas lacrimógenas incrementa el espiral de violencia y resentimiento en ambos bandos que, no dejando canales políticos para la resolución del conflicto, abona el terreno para que los militares asuman garantizar la “gobernabilidad” mediante un golpe de Estado, bien sea de tendencias del propio oficialismo o ligados a la oposición. La extravagante imagen de un general retirado del Ejército venezolano, Angel Vivas Perdomo, en el techo de su casa mostrando armamento de guerra –en el intento de detención tras ser acusado de la autoría intelectual de las trampas ubicadas en la “Guarimba” que ocasionaron una muerte en Caracas-, han originado un huracán de rumores acerca de los presuntos “malestares” dentro de las Fuerzas Armadas. A esto se suma una serie de saqueos de comercios en varios lados del país, con una coordinación tal que levanta demasiadas sospechas.

Los acontecimientos se encuentran en pleno desarrollo: La fotografía de este momento puede ser completamente diferente en las próximas 48 horas. Esperamos seguir teniendo conexión a internet para contarlo.


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1 COMENTARIO

  1. Toda una pena el cuento de Uzcategui, una fotografia sobrespuesta a veces a su mas nefasta narrativa, que no es mas que una compleja suma de complejos, eterno revolucionario sin revolucion, a pasado sus ultimos dias en la soledad mas inmunda de sus ideales, ahora se nos presenta como corresponsal de sus verdugos, con la mala fama de su incoda presencia, un anarquista asalariado un lumpen intelectual que no tira la piedra ni esconde la mano, por que desde su punto de vista ya se quedo manco de pensamiento y mocho de accion, toda una pena un punk de escaparate rebelde en pantalla de globovision, adicto a sus miserias fotografo sin tiempo ni diafracma, ya la victoria es de los hijos de Bolivar y Chavez y tendras que esperar que te tiren la nueva linea, que te tome la inspiracion del bodrio para repetir tu mas profundo fracaso.

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