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viernes, mayo 3, 2024

USA Y CHINA: DIALÉCTICA  SOBRE EL  IMPERIALISMO. Por Tomas Rodríguez León

A propósito de la crisis en Venezuela, muchos creen que el imperialismo norteamericano se está abriendo en grietas y que un supuesto imperialismo chino señala el futuro de la globalización. La disputa es intensa, EEUU llega a este momento en déficit, China en auge y Rusia en recuperación.

El imperialismo surgió como desarrollo y continuación directa de las propiedades fundamentales del capitalismo.”

Lenin

El  equilibrio hegemónico siempre estuvo  caracterizado por el liderazgo bélico agresivo y sus consecuencias.  A los factores económicos propios de la crisis estructural del sistema capitalista se suma la valoración negativa del indicador  costo efectividad de las conflagraciones. Solo para dar sustento a esta afirmación se observa que en el rango  2001-2018 el precio de los conflictos patrocinados por EEUU expone que  sus guerras son caras, sobre financiadas y acarrean pérdidas económicas no solo para  quienes las sufren. En contraste  también se pone en evidencia que los países ajenos a los bombardeos criminales tienen un crecimiento armónico y humanizado como Suecia, Noruega, Finlandia, Suiza… Mientras que  China se ha ahorrado desde el conflicto de Corea, sumas billonarias que han sido trasladadas hacia  la economía. Esto se ha  solventado  en su estrategia de no intervención, ni siquiera a favor de la liberación nacional de ningún pueblo.

China y USA

Segunda potencia económica, primer exportador mundial y poseedor de las mayores reservas de cambio, China se presenta en superávit a la guerra económica.   Crecimiento promedio 6,9 demanda externa firme, consumo interno creciente y bajas tensiones sociales, son su fortaleza con un gobierno donde el Partido Comunista tiene un prestigio que bordea el 90% de aceptación.

Lo que lastima de China al mundo capitalista es una economía orientada a la exportación que ya empieza a disputar mercados financieros y tecnológicos, expandiendo sus fronteras en un modelo de negocios más horizontal que el secular generador de dominio y guerras de usurpación. Ya a fines de 2017, un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que el nivel de crédito internacional chino era elevado; China sigue teniendo grandes reservas de divisas extranjeras (estimadas en $3 billones),  con un superávit de cuenta corriente de $200.000 millones. El Partido Comunista de China expone al mundo que en su país, el más poblado, la pobreza ha disminuido considerablemente, cayendo al 1% y la cesantía está estable 3,95%, la cifra más baja de los últimos años. Todo esto en el marco del último Congreso del Partido Comunista donde el presidente Xi Jinping reiteró el fundamento de   socialismo con características chinas e insistió en la utopía orientadora del comunismo (hasta invitó al líder cubano Díaz Canel a dar explicaciones sobre la exclusión de la palabra comunismo de la Constitución).

Mientras tanto, las noticias que llegan de USA expresan desaliento; cierre de fronteras, economía cicatera hasta con sus propios socios y anticuadas amenazas fungiendo democratización y defensa de derechos humanos que ya nadie cree. Con un personal militar activo de 1,6 millones  disperso por todo el mundo, EEUU podría no  tener  unidades disponibles   para intervenir en la amenazada  Venezuela, no obstante su orgullo   revanchista  es dolencia  por la pérdida de Siria, el poco beneficio de la destrucción de Irak y Libia que se  suman al  no  admitido hecho  de   lo ridículo  y poco representativo del  apoyo  a una Ucrania pro nazi y a un rezagado Taiwán.  Es en ese marco de correlación negativa de fuerzas donde el eje del conflicto geo estratégico se traslada a América con ventaja para China, quien ya se anticipó a los negocios y a su conexión en el sistema financiero.

El imperialismo necesita de las armas porque esta huérfano de ideas”.

Fidel Castro

En América Latina destaca la uniforme conducta antibelicista hasta de los gobiernos más derechistas. Bolsonaro y Duque los más propicios a una opción militar fueron arrinconados por sus mandos militares y ellos terminaron por favorecer una salida diplomática. En el fondo las burguesías de la región no quieren enojar a la China ni perder opciones de inversión.

En el tema  Venezuela se ha querido establecer erróneamente que la disputa es inter imperialista y en esta definición  se cometen errores no solo de conceptos sino de valoración histórica, bastaría solo un argumento para desmentirlo; el imperialismo sin guerras de dominio es nada y China reitera ser fiel a la propuesta original del presidente Deng Xiao Ping: no hacerle la guerra a nadie. Lo inverso como piensan y actúan USA y sus acólitos europeos

Definiciones para entender al imperialismo

Hasta en  lógica elemental y semántica básica, el imperialismo es actuación política basada en el dominio de tierras y comunidades a través del poder militar. Imperialismo es equivalencia a guerras, muertes, expoliación económica. En ese perfil encajan en la contemporaneidad   EEUU, Francia, Inglaterra, Bélgica, Japón sin dejar de mencionar el frustrado imperialismo nazi.

Debe destacarse que el imperialismo supera relativamente la fase colonialista y de conquista liderada en sus momentos por Roma, España, Portugal. La izquierda mundial siempre uso la palabra imperialismo para atacar la política norteamericana y europea. Solo Lenin y Mao hablaron de social imperialismo, el primero para definir a los socialistas traidores de la segunda internacional que votaron por créditos para la guerra y el segundo para descalificar al revisionismo soviético de Nikita kruschev   y Leonid  Brezhnev por sus intervenciones en Hungría y Checoslovaquia.

Según Lenin, el imperialismo, fase superior del capitalismo, se caracteriza por el desarrollo monopólico,   rol punitivo del   capital financiero, exportación de capital o mercancías y asociación internacional armada para el reparto del mundo. Pero Lenin se equivoca creyendo que el imperialismo habría superado   la época de asimilar países para obtener materias primas en la expansión del capital, (aunque fue  certero al afirmar el carácter belicista del imperialismo capitalista). Se ha demostrado que los países capitalistas desarrollados nunca superaron totalmente la fase colonialista, restringiendo así, el desarrollo  global de las fuerzas productivas y secularizando la expoliación de los recursos de los países de menor desarrollo  usando todos los medios guerreristas posibles.

Pero el reparto del mundo es incompleto y cambiante. USA se afirma desplazando o sometiendo a otros países (o a otras potencias) en una lógica vertical de cadena imperialista que establece jerarquía entre potencias cuyos eslabones de alianza se configuran según la fuerza política militar o según el capital que poseen. Para poder competir y desarrollarse, cada potencia somete y se ve sometida al papel que ocupa en dicha cadena, reconociendo el liderazgo incuestionable de USA que controla cualquier desborde en forma disciplinada desde la caída de los fascismos

El sistema capitalista es imperialista concentrador, limita la distribución al clan de naciones desarrolladas sin importar los proyectos nacionales, solo importan si se someten a la lógica del mal reparto. Curiosamente en el conflictivo mundo árabe es donde se afirman los mejores amigos de Washington; Arabia Saudita, Egipto y Jordania. Los menos interesados en el desarrollo capitalista periférico son precisamente los EEUU y sus aliados centrales. El imperialismo es ahora el peligro mayor para el desarrollo económico y la democracia en el mundo porque además quiere solventar su crisis con el atraco a las naciones pobres con riqueza de recursos.

Pero la crisis del sistema no se detiene, actualmente la tasa de rendimiento del capital global se sitúa entre el 4 y el 5%, mientras que la tasa de crecimiento económico es decididamente inferior, oscilando entre el 1 y el 2%. El capitalismo genera entonces desigualdades arbitrarias y traslada el déficit de rentabilidad a la extracción de materia prima y a la reiteración de la economía de guerra con su industria militar.

China  y su partido comunista entraron en el juego de intervención capitalista asumiendo la tendencia de crecimiento orgánico del capital, primero internamente y luego internacionalizando su economía, diferenciándose fundamentalmente de  la lógica occidental y cristiana al  evitar   la supremacía resguardada por la fuerza, aunque asumiendo las expectativas de la negociación con sus tareas y resultados. China realiza inversiones gigantescas en el mundo, modificando la ruta de expoliación por inversión. El PCCH recuerda que Lenin señalaba que cuando la burguesía es incapaz de asumir un rol en las tareas del desarrollo, el proletariado y su partido asumen la conducción democrática. El imperialismo ya no expande el capitalismo, lo contrae, China  pone de manifiesto con su programa máximo de desarrollo de las fuerzas productivas  su plan de capitalización-proletarización global

Trabajar, el proyecto socialista propio y completar la fase democrática burguesa que la burguesía imperialista no lo asume por reaccionaria, parecería ser el enfoque de China, para ello la agenda ya empezó; China es ya el segundo inversor global. Si Lenin proponía que el mercado estimule una casta de campesinos ricos que impulsen producción,  Deng xiao Ping  propuso   “dejar que una parte de la gente se enriquezca antes que el resto” para el gran salto al desarrollo, “… el enriquecimiento es legítimo, si  contribuye al socialismo. La ley de desarrollo desigual y combinado y la división internacional del trabajo empiezan en la versión china de globalización

China, Venezuela, América Latina

Negar que China tiene intereses en Latinoamérica sería una necedad. América Latina es un foco estratégico para el expansionismo chino y su interés por afianzarse en el hemisferio occidental.  Estados Unidos habla mucho, China mejora su silencio con menos ideología y más diálogo mercantil (se invirtieron los roles, los soviéticos hablaban mucho)  dos ejes marcan la relación con Latino América;   la exportación de ‘commodities’, desde soja hasta hidrocarburos y minerales sin procesar y préstamos a cambio de petróleo y minerales. Venezuela cae en las manos salvadoras de China luego que su régimen inepto abandona el socialismo del siglo XXI para reacomodarse en la geo política, en tanto una floreciente Bolivia anuncia millonarias inversiones de China. EEUU se vuelve proteccionista al apuro, mientras China da cátedra de libre comercio y competencia. EUU hace predominio de la especulación financiera, China propone la hegemonía de la producción. EEUU opta por la guerra, a los chinos no les conviene.

Epilogo

Sin contar las agresiones mundiales. En América Latina desde 1823, la Doctrina Monroe de Estados Unidos, ha provocado 50 intervenciones militares, la mitad de ellas en la primera parte del siglo XX. El objetivo siempre fue derrocar gobiernos “enemigos” e impedir que personalidades o partidos contrarios llegaran al poder.  China no practica una política imperialista,  no hace hegemonía del capital financiero sino del capital productivo, sin dejar de pensar en el financiamiento como fuente de desarrollo.

El Dragón se ha convertido en el taller del mundo y el mudo podría ser el taller de China, ya es la primera economía industrial.  El objetivo militar de Beijing no es desafiar al rival, algo agotador, peligroso y contrario a su progreso, sino sembrar dudas en las águilas imperiales de las posibilidades de una victoria sobre el peligroso y amable oso panda. La estrategia China considera las bravuconerías de Donald Trump reliquias de la guerra fría   y confía en que su peso comercial – ya  superior al de Estados Unidos– sea determinante en los días venideros

EEUU desearía   estimular nuevas confrontaciones reeditando guerras de baja intensidad involucrando al  coloso asiático quien   podría estar  a visos de abandonar la prudente y humilde  conducta  para  establecer  un nuevo papel acorde con  la escala adquirida por su poderío, lo  que podría significar  concesiones a su política de  no intervención  para  establecer rutinas de protección a sus intereses. Lo que queda claro es   que a diferencia de los estados imperialistas, su afán agresivo no está contra los países en desarrollo sino contra los más fuertes, en guerra solo económica. Mientras esto ocurre dos escudos atómicos son visibles: uno mirando a occidente en Rusia y el otro a oriente con Corea del Norte.

A los países pobres les queda la opción del sometimiento o la negociación y claro negociar con un asesino es más complicado que hacerlo con un mercachifle, recordando siempre, eso sí, a Fourier quien decía que todo mercader vende a seis lo que cuesta tres y compra a tres lo que vale seis.

Bibliografía

 Alberto Cruz, “Eurasia como eje del siglo XXI” 

Steve H. Hanke. Los costos de la guerra Universidad Johns Hopkins y Senior Fellow del Cato Institute. Julio Aramberr El socialismo de rasgos chinos

Lin, Chun, La Transformación del Socialismo Chino, El Viejo Topo,

Barcelona, España, Págs. 281-319.

Julio A. Díaz Vázquez China: ¿Otro Modelo de Socialismo? L Habana Cuba Profesor Consultante

Enrique Tejeda Canobbio: el gradualismo económico en china

 The Economist – Clasificación del entorno empresarial 2014-2018

Rodríguez Abigail Crisis global, presente y perspectivas. Criterios y medidas de política económica en respuesta a la actual crisis económica y financiera

Portal Santaner China: política y economía 2019

 

                            

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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