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jueves, mayo 2, 2024

Supervivientes de una catástrofe inventada

Por Natalia Sierra*

En el contexto de la pandemia, la mayoría de la población mundial se ha convertido en superviviente-homo sacer respecto a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la red de instituciones globales que tienen eco en los poderes nacionales. En este momento de la historia, parece como si la humanidad tuviera que pagar su participación en el decadente proyecto moderno con una sujeción incondicionada al biopoder. El planeta se encuentra en un estado de excepción, que ya se aplicaba de una u otra manera con el argumento de “la guerra contra el terrorismo”, hoy se amplía y profundiza con el discurso médico de “la guerra contra el virus”.

Una guerra que mágicamente ha hecho desaparecer otras enfermedades controlables, los suicidios, los femicidios, los asesinatos perpetrados por los Estados, las corporaciones y las mafias, las pérdidas de inmigrantes en las travesías de la muerte, las muertes por desnutrición y hambre, etc. La vida de la mayoría de seres humanos parece haber sufrido una deriva simbólica que la hace nuda vida. Vida que ha sido separada de su contexto socio-cultural y solo así consagrada a los dioses infernales (OMS y grandes corporaciones farmacéuticas). Vidas que han sobrevivido al covid-19 y que ya no pertenece en estricto sentido al mundo de los vivos, mundo de los sanos, pues todos se volvieron sospechosos de transmitir la enfermedad y la muerte, pero tampoco pertenecen al mundo de los muertos. 

Nada nos restituye al mundo de los sanos, a la normalidad, ni siquiera la vacuna permite esa restitución. Hemos quedado atrapados en el mundo de la llamada “nueva normalidad”, donde se impone el uso de las mascarillas, el distanciamiento social, el “quédate en casa”, el trabajo virtual, el estado de excepción, etc. No ha sido una verdadera catástrofe sanitaria lo que ha perturbado el orden normal de las cosas, sino la ausencia de ella y la fabricación de “la guerra contra el virus”, inventada comunicacionalmente para restablecer el orden como “nueva normalidad”. La humanidad sobreviviente del covid es una humanidad paradójica, aunque parece llevar una vida normal –nueva normalidad- se mueve en realidad en un umbral entre el mundo de los vivos (normalidad y salud) y el mundo de los muertos (la anormalidad de una verdadera catástrofe).  

El cuerpo de los humanos convertido en el objeto primero de atención sanitaria, al que sin embargo se puede matar, por encierro, por destrucción de la economía, por experimentación de las vacunas, por inoculación del miedo, por sobreexposición de información catastrófica o simplemente porque estamos en guerra contra el virus. Los humanos son, hoy, la prenda viviente de sujeción al poder mortal del discurso y la práctica médica de la OMS y las farmacéuticas, al biopoder. Una sujeción absoluta e incondicional que los grandes medios de comunicación global se encargan de garantizar. 

La vida humana separándose en una doble exclusión del contexto real de las formas de la vida, tanto las normales de antes de la pandemia como las anormales propias de una verdadera catástrofe civilizatoria, se define, hoy, tan solo por haber entrado en una simbiosis íntima con la muerte, pero sin pertenecer todavía al mundo de los difuntos. En otras palabras, sin asumir realmente la catástrofe civilizatoria que se oculta con la invención de la catástrofe sanitaria.

Al parecer no va a haber funeral -aceptación de que esta civilización está muerta y hay que enterrarla para construir otro mundo-, que restituya a la humanidad a la vida normal, que supone otro proyecto civilizatorio, no la imposición de la “nueva normalidad” que sostiene el moribundo proyecto moderno. Lo único que le importa al poder médico es la vida biológica, no la vida social, cultural, afectiva, psicológica, económica. Así la humanidad reducida a nuda vida debe ser expuesta a la muerte simbólica sin que ningún rito o sacrificio, léase transformación civilizatoria, pueda rescatarla. El asesinato social que se está cometiendo en contra de la humanidad no tiene castigo alguno tipificado, ni la OMS, ni los Estados que se hacen eco de sus políticas, ni los medios de comunicación que amplifican su política serán juzgados y condenados por este homicidio simbólico. 

Al parecer no va a haber funeral -aceptación de que esta civilización está muerta y hay que enterrarla para construir otro mundo-, que restituya a la humanidad a la vida normal, que supone otro proyecto civilizatorio, no la imposición de la “nueva normalidad” que sostiene el moribundo proyecto moderno. 

*Natalia Sierra es socióloga y académica de la PUCE.

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2 COMENTARIOS

  1. En su discurso mezcla verdades o medias verdades con falsedades evidentes.

    Empecemos por el titulo: “Supervivientes de una catástrofe inventada” La catastrofe no es inventada, es totalmente real, hable con alguno de los familiares de los millones de fallecidos en todo el mundo o con algun autentico sobreviviente del covid.

    Lo que si puede ser inventado o mas bien artificial es el virus mismo. En la expedicion de la OMS a China no se encontro en forma silvestre el virus sino uno similar (98%) en murcielagos a 500 Km del lugar de inicio de la pandemia. Por eso se enventaron la teoria del “animal intermedio” que no ha sido encontrado, a pesar de que el virus puede contagiarse a 48 especies de mamiferos (hasta ahora).

    Es decir, no esta comprobado el origen natural del virus ni su origen artificial, por tanto se puede asumir que es artificial.

    Por otro lado se produjo el evento 201 en el cual participaron miembros de fundaciones, gobiernos (entre ellos el Chino) y farmaceuticas que preveian el advenimiento del virus.

    “No ha sido una verdadera catástrofe sanitaria lo que ha perturbado el orden normal de las cosas, sino la ausencia de ella y la fabricación de “la guerra contra el virus”, inventada comunicacionalmente para restablecer el orden como “nueva normalidad”.” SI HAY UNA CATASTROFE SANITARIA.

    Por ultimo el futuro que se avisora es lo que el World Economic Forum llama “great reset”, mejor les recomiendo que busquen los documentos originales en la Web a ver si ese futuro les gusta, a mi NO.

  2. Por fin un artículo bueno, felicitaciones a la valiente autora, hasta el momento solo se ha publicado lo que el oficialismo lo permite, pues se demuestra que la mayoría de cientistas sociales y articulistas de este “medio alternativo”, parecería que están de acuerdo con lo que ordena el poder mundial, solo nos distraen con las peleas internas y descuidan que la política es ahora global y que los actores políticos locales siempre estarán cumpliendo órdenes de ese poder, y que la soberanía nacional se ha constituido en un mito. ¡Adelante Natalia!

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