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jueves, abril 25, 2024
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Neoliberalismo

El neoliberalismo estalla en Colombia

América Latina no logra encontrar su paz. Desde que concluyeron los procesos de nuestras independencias en las primeras décadas del siglo XIX, ya llevamos doscientos años de movilizaciones, protestas, luchas y rebeliones en repúblicas construidas sobre las bases económicas y políticas de la exclusión social, la pobreza generalizada, la explotación laboral, la concentración de la riqueza y el poder en manos de minorías. La democracia sigue siendo un sueño por conquistar. Y en las décadas finales del siglo XX, a las herencias no solucionadas del pasado, se unió el auge del neoliberalismo como modelo de economía del Estado en todos los países de la región.

Colombia en su laberinto

Desde el pasado 28 de abril, Colombia vive un estado de agitación social, parálisis parcial, represión policial y violencia que no tiene antecedentes recientes y que sugiere múltiples interrogantes. En realidad, la inconformidad en las calles se empezó a sentir desde noviembre de 2019 cuando sindicatos, movimientos estudiantiles y pueblos indígenas convocaron marchas y movilizaciones que asumieron el nombre de Paro Nacional y que fueron duramente reprimidas por el gobierno del presidente Iván Duque.

Soñar no cuesta nada, pero ¡vamos al grano!

Mi generación tuvo en sus manos un libro que surtió el efecto de una operación en las retinas, devolviéndonos la luz que el colonialismo eurocéntrico nos había quitado por cerca de quinientos años. Se llama La Visión de los vencidos y su autor fue un maestro mexicano que dedicó su vida a estudiar y comprender a las sociedades prehispánicas, no por mera curiosidad, sino por un impulso de identidad y sobrevivencia. 

¿Dinamitados los puentes para la actuación unitaria de las izquierdas y el progresismo?

Tras los inesperados resultados electorales del 11 de abril, lo que se puede esperar del nuevo gobierno, es la continuidad. Se mantendrá la continuidad de las políticas económicas neoliberales de ajuste estructural, privatizaciones, desregulación de los mercados y aperturismo comercial indiscriminado, medidas que fueron iniciadas por el régimen de Lenín Moreno. Guillermo Lasso profundizará el proceso destituyente: desmantelará la institucionalidad pública definida por la Constitución vigente,  –que impulsó Moreno con la Consulta Popular de 2018 y que se concretaron con las acciones inconstitucionales de Julio César Trujillo–; mantendrá su alineamiento incondicional de respaldo a la política estadounidense para la región latinoamericana y el planeta de “guerra híbrida” contra las naciones y procesos que sean contrarios a sus intereses y de recuperación de los territorios que conforman su patio trasero, para acceder a los recursos naturales, energéticos, mercados y trabajo barato. La “heredad imperial”. 

Suben la gasolina y los pasajes, previo a la posesión de Lasso

A partir del boom petrolero ecuatoriano, en la década de los setenta del siglo anterior, se introdujeron políticas de subsidios al gas licuado, gasolina y diésel como mecanismos de redistribución de la riqueza. En los años posteriores, a través de las Cartas de Intención con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se negociaron medidas de ajuste estructural que aceptaron reducir el gasto público de los países y minimizar el rol del Estado en la economía.

Ecuador 2021: segunda época plutocrática

Hasta el día de la segunda vuelta para las elecciones presidenciales en Ecuador (realizadas el domingo 11 de abril de 2021), estaban claramente definidas tres posiciones políticas: 1. el voto por el binomio Andrés Arauz/Carlos Rabascall (UNES); 2. por el banquero Guillermo Lasso (PSC-CREO); y 3. el voto nulo. Entre 10’828.652 de sufragantes, y según los resultados oficiales: Guillermo Lasso ha triunfado con el 52.36% de la votación (4’655.964), y lo ha hecho en todas las 11 provincias de la Sierra, Galápagos y en 5 de las 6 provincias de la Amazonía. Si se toma en cuenta que en la primera vuelta Lasso obtuvo el 19.74% de los votos, significa que en la segunda ganó 32 puntos, algo “espectacular” e inédito en la democracia ecuatoriana desde 1979. Un hecho comparable solo ocurrió en 1984, cuando el socialdemócrata quiteño Rodrigo Borja venció al empresario socialcristiano guayaquileño León Febres Cordero en la primera vuelta, pero perdió en la segunda.

“¡Lo que sea, menos Correa!”

Hace 37 años fue la última vez que el Partido Social Cristiano (PSC) asumió la presidencia a través de León Febres Cordero, de ahí en adelante ha debido vestirse de otro color que no sea el PSC para lograrlo, en 1992 con Sixto Durán Ballén, ganó el PUR en alianza con el Partido Conservador Ecuatoriano; y, hoy en el 2021 con Guillermo Lasso (CREO en alianza con el PSC).

La unidad es como una mazorca de maíz: la historia del Movimiento Indígena frente a las falacias

Hay personas malintencionadas que con su odio intentan dividir al Movimiento Indígena (MI). Pierden su tiempo. Pues estamos prestos/as a defender el sagrado principio de la unidad, como nos enseñaron nuestros mayores. Y cuyas máximas expresiones se condensan en los levantamientos, desde el primero, y en las gloriosas jornadas de Octubre 2019. Las luchas sostenidas en el transcurso de los siglos por los pueblos del Abya-Yala nos enseñan que por encima de los intereses individuales y de las vanidades de escritorio, debe prevalecer lo comunitario, lo colectivo, que de tiempo en tiempo reinventa el mundo y permite aprender y madurar al movimiento popular en general.

Análisis electoral y las proyecciones de una tercera vuelta indígena popular y de izquierda

Luego de una primera vuelta electoral  dudosa y fraudulenta, “dos de los tres finalistas”, Yaku y Arauz, se proclamaron de izquierda. Ni siquiera el empresario Guillermo Lasso jamás se expuso como un hombre de derecha sino de centro.  En esa mirada la votación de la izquierda llega al 55% a la que podría agregarse la votación de la Izquierda Democrática con su 16%; el partido socialista y Paúl Carrasco, también definido como de centro izquierda, que suma una votación de “izquierda” a un aproximado de 78% de votantes, porcentaje que envidiaría cualquier país de América y Europa. Sin embargo, en la segunda vuelta electoral gana Lasso que bien se sabe es de extrema derecha.

Voto nulo: dignidad y resistencia hacia un Estado Plurinacional

Salimos agotados de un proceso electoral plagado de irregularidades y con serias sospechas de fraude en la primera vuelta. De los dos candidatos nominados por un Consejo Nacional Electoral incompetente, el de la derecha neoliberal obtuvo el mayor número de votos. El correísmo -el progresismo conservador- fue derrotado. El voto nulo consolidó la dignidad y la resistencia, herencia histórica de los movimientos sociales y, en especial, de la reserva moral y ética del país, la Conaie.

El nuevo gobierno y el rechazo al correísmo

El Ecuador decidió el domingo su destino. Luego de una violenta y sucia campaña de segunda vuelta, en la que primó el argumento del mal menor, el representante del sector financiero, Guillermo Lasso (CREO), se impuso en los comicios y paradójicamente su contendiente, Andrés Arauz (UNES), aceptó los resultados.

La derecha de los zapatos rojos

Los ecuatorianos decían que en las elecciones del domingo 11 de abril podía pasar una de dos cosas malas: que gane Guillermo Lasso (CREO) o que gane Andrés Arauz (RC), y al amanecer del 12 de abril las paredes amanecieron pintadas con el grafiti: “Estoy alegre porque perdió Arauz y triste porque ganó Lasso”.

De cómo la “extrema izquierda” terminó favoreciendo a la derecha extrema

La derecha ecuatoriana -gracias al grave error histórico del correísmo al nombrar como su sucesor a Lenín Moreno- logró posicionar en el imaginario de la sociedad ecuatoriana, que el manejo catastrófico del Estado estos últimos cuatro años se debía más a la ineptitud de Moreno que a la aplicación del Programa neoliberal del movimiento de derecha CREO, con el cual gobernó. 

Elecciones 2021: ¿Recetas distintas y proyectos similares para el agro?

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales llega a un poco más de un año de la pandemia, por un lado, imponiendo grandes desafíos con los cambios en la institucionalidad que se avecinan y para la sociedad civil organizada que deberá articular nuevas estrategias. Por otro lado, las elecciones también llegan generando incertidumbre y expectativa para los sectores campesinos, que, si bien siempre han reclamado para que los gobiernos paguen la deuda histórica con el campo y la soberanía alimentaria, en estos momentos necesitan de política inmediata para salir de la crisis profundizada por la covid-19.

OPINIÓN| ¡Esas izquierdas, otra vez!

La izquierda en el Ecuador se viene derrumbando desde que en el 2006 decidió sumarse al apoyo de la candidatura de Rafael Correa sin antes haber definido un planteamiento programático que le diera autonomía y personalidad. La equivocada tesis de que serían gobierno dentro del gobierno de Alianza País se desmoronó en el mismo discurso de posesión del primer período de Rafael Correa en el que les advirtió que aquellos que habían llegado con “agenda propia” podían regresarse por dónde habían venido.

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